| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Cospedal durante la Convención del PP en Sevilla del mes pasado.
Cospedal durante la Convención del PP en Sevilla del mes pasado.

Cospedal emerge como faro en el momento más delicado del PP de Madrid

La secretaria general de los populares vuelve a ser el referente de los militantes en un momento en que estos se miran desconcertados, preguntándose ahora qué, ahora quién.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

Si por algo se ha caracterizado María Dolores de Cospedal desde que llegó a la Secretaría General del PP, allá por 2008, es por poner al partido por encima de sus prioridades personales. Por él se ha batido en todos los terrenos. No ha esquivado asunto por escabroso fuera, incluso sabiendo de antemano que por el mero hecho de salir a la palestra le iban a "partir la cara” a ella. “Estaré donde más falta haga al PP”: ése es su lema.

Tomó el partido en la oposición y lo llevó a La Moncloa tres años después. Por el camino consiguió que el PP gobernase la mayoría de ayuntamientos y comunidades autónomas y que en 2011 obtuviese una histórica mayoría absoluta en toda España. Por no resaltar que sacó al PSOE de su bastión de Castilla-La Mancha después de 35 años mandando.

Nadie podrá acusarla de haber renunciado, por comodidad o para resguardar su perfil público, a ejercer en plenitud la tarea principal de alguien que es depositario de las llaves de Génova 13. Otros no han hecho lo mismo, desde luego.

Ha demostrado además, y a pesar de los dardos envenenados de propios y ajenos, un ejercicio siempre eficaz de sus responsabilidades, compatibilizándolas incluso con la Presidencia de Castilla-La Mancha, primero, y el Ministerio de Defensa, después.

Lógicamente, ahora, cuando en el PP pintan bastos, la siempre fiel y sufrida militancia mira confusa a sus referentes y allí se encuentra con la figura de su secretaria general. 

Por ello, hizo bien el 2 de Mayo dando el paso al frente de sentarse en primera fila en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol.

Lo de la silla vacía entre ella y Soraya Sáenz de Santamaría, aunque descriptivo de una situación que viven desde hace mucho, es una mera anécdota en comparación con lo políticamente relevante: el Partido Popular en Madrid está zarandeado por vientos, truenos y relámpagos, y la número dos del partido vuelve a estar con su gente, dando la cara, tratando de transmitir certidumbre pese al temporal.