| 05 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Carmena cada vez tiene más claras las distancias con Iglesias.
Carmena cada vez tiene más claras las distancias con Iglesias.

Carmena ahonda en su desmarque de Iglesias en la carrera hacia el 20-D

Ni el pegamento del Poder mantiene oculta la distancia entre la alcaldesa y el líder de Podemos. Cada uno en su casa y Dios, o Lenin, en la de todos.

| Ricardo Rodríguez Opinión

La alcaldesa de Madrid sigue en sus trece. La grieta de Manuela Carmena con Pablo Iglesias se agranda de forma alarmante para los intereses electorales de Podemos. El futuro de la marca morada está en juego el próximo 20-D y las encuestas pronostican un resultado muy alejado del soñado “asalto a los cielos” de hace un año. En este escenario, toda ayuda es poca y, sin embargo, el diseño de la campaña podemita destapa una herida que supura.

Carmena tiene sin duda para Podemos un significado mucho más eficaz que ser la regidora de la capital de España. Es, sobre todo, uno de los emblemas de aquel “cambio político” que a menudo Iglesias ha presentado ante la opinión pública para sustentar un alegato triunfador. Tanto es así que el secretario general del partido de los círculos ha apelado a los denominados “alcaldes del cambio” o ha buscado la foto con ellos. Sin embargo, Pablo Iglesias se quedará sin acto de campaña con Manuela Carmena. Una ausencia así representa un jarro de agua fría.  

De hecho, Iglesias se ha visto en la tesitura de planificar el arranque oficial el 3 de diciembre de la carrera electoral en Cádiz y de cerrarla el 18 en Valencia. Quiere empapar sus aspiraciones políticas de los ejecutivos amigos. Confía en un supuesto efecto dinamizador para sus siglas del gaditano José María González, alias Kichi, el regidor más ligado a Podemos, o del valenciano Joan Ribó, además de buscar ese contagio durante la campaña de la barcelonesa Ada Colau. Todos ellos están todavía más pendientes de las polémicas que de los cambios tangibles, pero Pablo Iglesias siempre podrá vociferar que ahora esos consistorios son “de la gente”.

Claro que Carmena no participará de la estrategia como una más del club. Es decir, quizá el mayor éxito de Podemos – o su más importante escaparate – eludirá el contacto directo con Iglesias. La vocación de la alcaldesa pasa por mantener autonomía y perfil propio respecto a la formación morada. Comparten familia política, qué duda cabe, pero son más primos lejanos que hermanos. Y esa circunstancia, a decir de la intensa rumorología que circula por toda la Villa y Corte, se ha convertido prácticamente en una obsesión para Manuela Carmena

Para muestra, y según le consta a ESdiario, los podemitas llegaron a planear el pasado verano el uso de las fiestas de la Paloma para colocar sus mensajes ideológicos. No hubo nada de aquello finalmente y la cita en la que las tradiciones a golpe de la música y el cántico de los barquilleros se mezclan con la cara más cosmopolita de la ciudad, junto a la bajada de la imagen de la Virgen como acto central del día grande de los festejos, se desarrolló en un clima marcado por la emoción de los presentes. Es más, la alcaldesa ha asumido como un error ausentarse de esas celebraciones y eludir las obligaciones institucionales como hicieron sus predecesores. 

Es cierto que Manuela Carmena ha sido siempre cristalina recalcando que no pertenece al partido de Pablo Iglesias, incluso antes de hacerse con el bastón de mando. Y ello aun cuando su aterrizaje en la candidatura de Ahora Madrid fue orquestado por Podemos. Pero en la marca morada han pasado demasiadas cosas y también hay fracturas abiertas que pueden llegar a sangrar si después del 20-D los podemitas se quedan muy lejos de sus objetivos en las urnas.