| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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El portavoz de la CUP, Antonio Baños.
El portavoz de la CUP, Antonio Baños.

El apaño entre Mas y la CUP escandaliza a la vieja guardia de CDC

Algún día nos enteraremos de cuánto costará a todos los españoles ese acuerdo de Junts pel Sí con la CUP para "desconectarse" de España.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

Me encuentro en Madrid con un preboste de Convergéncia con quien no es necesario "tender puentes", por más que entre risas diga eso de que "la pela es la pela". Ya se sabe: "Quien paga manda". Y quien le paga es su partido. Le pregunto, casi de sopetón: ¿Tendrá Artur Mas el apoyo de la CUP? Su respuesta no deja espacio para la duda: "La CUP ya está diciendo que no investirá a Mas de rodillas, ergo lo hará con sus diez parlamentarios... sentados en sus escaños".

Los pasos para conseguir el apoyo de los anarquistas catalanes a quien (al menos hasta que se cayó del caballo y se transformó en independentista) era el líder de la derecha nacionalista catalana van en la buena dirección. Así lo estiman desde Junts pel Sí: "El apoyo a Mas es fruta madura a punto de caer", señalan. La política, como se ve, tiene mil caras. Además cualquier cosa, por inconfesablemente particular que sea, los políticos consiguen pintarla con los colores de los elevados ideales que no se pueden traicionar.

Algún día (espero) nos enteraremos de cuánto costará a todos los españoles ese acuerdo de JxS con la CUP para "desconectarse" de España. Y la "ropa vieja" que habrá tenido que recalentar Artur Mas en sus filas para convertirse (en su ensoñación) en el Moisés que lleve al independentismo a una Tierra Prometida que jamás va a pisar. Además, con el tic-tac sonándole como una cruel cuenta atrás que le recuerda que tendrá que inmolarse al frente de la Generalitat por mor de un pacto con fecha de caducidad.

Poco le importa a Artur Mas también si por el camino acaba con el partido al que ha pertenecido desde 1982. Y con las relaciones que mantiene con buena parte de sus aliados políticos tradicionales (incluidos consellers independientes de su actual Gobern) que aborrecen verse si quiera mezclados con la CUP, un grupo que representa al anticapitalismo de extrema izquierda.

Manuel Fraga solía decir que un político que se precie debe desayunarse cada mañana un buen sapo. Así, luego, estará preparado a tragarse lo que le echen encima. Convergentes y cuperos no podrán estos días más que estar de acuerdo con el presidente fundador del PP. Al igual que para el hugonote Enrique IV "París bien valía una misa", Mas y el líder de la CUP, Antonio Baños, andan más que dispuestos (eso sí, por la independencia) a comulgar con ruedas de molino. ¿Convicciones eternas? Política es política.