| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Susana Díaz, esta semana en su Consejo de Gobierno renovado
Susana Díaz, esta semana en su Consejo de Gobierno renovado

La trinchera de Susana

Una Susana Díaz derrotada y abandonada sólo lucha ya por mantener el control de Andalucía. Algo que le puede dar una tregua con Sánchez: ambos saben que si pierden allí, pierden los dos.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

 

En toda derrota siempre existe un instante en el que el afectado comprende la imposibilidad de arreglar nada, de que los pasos dados difícilmente hallarán el camino de la vuelta atrás. Susana Díaz apenas tardó 48 horas en asumir ese instante. Los socialistas ya han vivido el “momento Susana” y no se va a repetir.

El socialismo ya ha vivido el 'momento Susana' y no se va a repetir

Es cierto que su liderazgo fue visto durante muchos meses como una salida segura al negro panorama político que en términos nacionales tiene ante sí el PSOE. Pero nadie en las estructuras del partido ha derramado una lágrima por la sucumbida candidatura de la presidenta de la Junta de Andalucía, hoy expuesta ante la militancia y sus electores. Los hay incluso, como es el caso de su apoyo circunstancial, Eduardo Madina, que la critican abiertamente. Y ella lo sabe.

En todo este largo proceso de intento de reconstrucción de las siglas ha habido zancadillas, componendas, pactos y traiciones. Unas conocidas y otras que sólo el tiempo desvelará. Eso forma parte, tal vez, de la esencia misma de la política. Es obligado, cuando se pierde, replegarse o cambiar de bando.

Recluida en Andalucía

Guillermo Fernández Vara, tan crítico él con Sánchez, reconstruyó los puentes del entendimiento en un almuerzo de dos horas y media que ha desembocado en su nombramiento como presidente del Consejo de Política Federal. Un órgano presidido hasta ahora por la propia Díaz que, dicho sea de paso, ya es usado por los pretorianos del líder como muestra de la integración del susanismo. La verdad es que Vara careció de reparos en aceptar el ofrecimiento de Sánchez sin que mediara siquiera una comunicación previa con la andaluza.

Experta en ponerse el mundo por montera, Díaz viene mirando el 39º Congreso Federal como un trago amargo de obligado cumplimiento. Tanto es así, que se ha mostrado decidida a no practicar en los restaurantes de Madrid el “socialismo gastronómico” con otros barones, que tanto le gusta, sino que estaba decidida a encerrarse  con su equipo.

Al menos ha logrado, a través de su portavoz, Mario Jiménez, que Pedro Sánchez desista de incluir durante el cónclave críticas a la Gestora y a la abstención que dejó gobernar a Mariano Rajoy, aunque a costa de tragarse un relato sobre las derrotas electorales tan cargado de optimismo como de compleja venta.

San Telmo, clave

Sea como fuere, la andaluza está mucho más pendiente de que le salgan bien su adelantado congreso regional, donde nadie podrá disputarle las primarias, y las citas provinciales y locales, donde sí es probable que se tope con sanchistas batalladores.

Sus colaboradores han hecho llegar a la cuarta planta de Ferraz, donde campa a sus anchas el secretario general, la necesidad de preservar San Telmo de cualquier batalla. Ella misma se ha propuesto recuperar la iniciativa perdida y ha hecho realidad su “a partir de ahora que cada uno se atenga a las consecuencias” renovando parte de su Gobierno, tras demasiados meses de funcionamiento al ralentí y viéndose relegado en sus prioridades.

 

Díaz, justo después de las Primarias: su semblante, un poema de su situación política

A Sánchez le interesa tanto o más que a Díaz no jugar con unas elecciones andaluzas, previstas para 2019, que serán las primeras a las que se enfrentará el nuevo PSOE si no hay generales anticipadas. El sanchismo espera que Susana Díaz gane su cita con las urnas. Porque, si ella perdiese la Junta, “habría llegado el final de su carrera política”, y lo previsible sería que esa hipótesis tuviese consecuencias letales para el propio Sánchez en las siguientes citas con las urnas.

Madina ya la critica abiertamente y Vara ha tendido puentes con Sánchez tras un amuerzo de dos horas y media

Andalucía, según un importante dirigente del partido, se antoja crucial para el futuro de los socialistas. Ése, y no otro, resultaría ser el panorama.

Es lógico, por tanto, que en su primera (y a todas luces única) conversación reposada –apenas cinco minutos– tras la noche del 21-M, Susana Díaz trasladase a Pedro Sánchez la exigencia de respetar a los territorios a cambio de prestarle ayuda en su nuevo mandato.

Poca comunicación

De hecho, no sabe mucho más que cualquier otro de los propósitos de su “jefe”.

Por más que a lo largo de este fin de semana nos contarán que todos unidos van a trabajar a las órdenes del nuevo secretario general. Ya se verá. Porque le queda mucha tarea al PSOE para volver a levantar cabeza. Claro. En cualquier caso, el hecho es que sus centenarias siglas han optado democráticamente por que las cosas les vayan así.