| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Y de repente los niños dejaron de saber jugar

Os aseguro que a la mayoría de chavales les das la oportunidad de jugar a lo que quieran y sencillamente no saben. Han perdido esa capacidad. Rectifico, se la hemos robado.

| Pablo Lolaso Opinión

No ha sido de repente, es obvio. Ha sido un deterioro muy paulatino. Una mezcla entre inseguridad ciudadana ante quizá una nueva realidad social del país, unos padres modernos temerosos ante el mundo y que no paran de infundir estos miedos en sus descendientes, y, por supuesto, una cultura del ocio encaminada al consumismo casero: quédate en tu salón que no te hace falta nada más para ser feliz; bueno, sí, una tarjeta de crédito. Y en esas estamos, acabando la segunda década del tercer milenio, y los niños no saben jugar.

No saben. Debo avisar, antes de que las masas se exalten, de que voy a generalizar, aunque no lo hago por capricho, lo hago porque en un porcentaje muy elevado de las situaciones sucede así. Hace poco hablé sobre la importancia de la Educación Física al respecto. Creo que es imprescindible legislar para darle la importancia que merece, no tanto por las horas lectivas en sí, que también, sino por los aprendizajes que la rodean: valores, disciplina, respeto, actividad y ahora vamos a lo que de verdad os puede interesar: la salud y la economía. Porque si inviertes en prevención (actividad física, hábitos saludables) la repercusión económica a largo plazo es bestial. Absolutamente brutal. Un país sano es un país que gasta menos en un sitio en el que no se debe recortar llegados al punto de necesitarlo.

Los políticos de ahora, que presumen de ser modernos, han de dar un paso al frente y ejercer esa modernidad. A la hora de tratar de arañar horas lectivas en primaria que pudieran ser utilizadas para Educación Física siempre te topas con el mismo muro: no hay hueco. No lo hay. Sí lo hubo, no obstante, años atrás, cuando dilapidaron el arte y segaron la actividad física en beneficio del bilingüismo. Pero hay algo de lo que ningún político se atreve a hablar y mucho menos llevarlo al parlamento: hay que cargarse la Religión Católica. Sin miramientos. El argumento que siempre utilizan los que piensan lo contrario es que es importante estudiar la historia de las religiones.

De acuerdo, incorpóralo al currículo de Historia, sin más. En los colegios lo que se está dando es catequesis. Y para muestra os traigo unos cuantos botones en forma de criterios de evaluación incorporados por la LOMCE: -Reconocer que la relación con Dios hace a la persona más humana. -Reconocer y aceptar la necesidad de un Salvador para ser feliz. -Reconocer la incapacidad de la persona para alcanzar por sí mismo la felicidad. -Reconocer y estimar que Dios ha creado a la persona humana con deseo de bien.

¿Es esto historia de las religiones? No. Es algo personal que cada uno ha de profesar, si le parece oportuno, en su tiempo libre. Pues con este sencillo hecho, sacar la catequesis de la escuela pública, ganaríamos una hora y media a la semana que bien se podría distribuir en cuarenta y cinco minutos para Educación Física y otros tantos para música. ¿Algún problema? ¿Algún gasto económico imprevisto? Porque podríais pensar que los docentes de Religión son pagados por la Conferencia Episcopal, pero no, los paga la Administración Educativa. Estaríamos, además, siendo justos con la profesión, ya que se está pagando a unas personas que no han pasado ningún tipo de oposición para acceder a estos puestos de trabajo.

Resulta que algún que otro iluminado lo que propone es prohibir el fútbol para tratar de fomentar otro tipo de actividades. ¿Y quién fomenta ese tipo de actividades? Es que os estoy asegurando que a una gran mayoría de chavales les das la oportunidad de jugar a lo que quieran y sencillamente no saben, no son capaces. Han perdido esa capacidad. Rectifico, se la hemos robado. Y esto no se arregla prohibiendo lo único que seguro que hacen muchos, el fútbol.

Se arregla incentivando la actividad física con dos acciones muy sencillas: primero, aumentar las horas de Educación Física, y segundo, abrir los colegios por las tardes. Con lo primero le ofreces a los niños y niñas la posibilidad de aprender diferentes maneras (juegos, actividades) de llenar su tiempo de ocio de manera saludable; con lo segundo, les das la oportunidad de tener un lugar donde llevar a cabo esto que habrán aprendido en clase, porque damos por hecho que la calle la tienen vetada: molestan, ensucian y pueden ser raptados, violados o se pueden tropezar con una jeringuilla, ¿no? Abrid colegios y se cerrarán ambulatorios, joder. Es tan sencillo.