La extraña actitud de Isabel Preysler por salvar su imagen

Para Isabel Preysler su imagen lo es todo. Al fin y al cabo, vive de ella. Algo que se ha encargado muy bien de enseñar a sus hijas Tamara Falcó y Ana Boyer, que siguen haciendo sus bolos y posando para aquellas marcas de renombre que quieran contratarlas.

Sea como fuere, Isabel no iba a dejar que unos rumores sobre su vida amatoria con Julio Iglesias la salpicaran y dejaran, de nuevo, su imagen a la altura del betún. Sobre todo, después de lo que le ha costado recuperarla tras el inicio de su relación con Mario Vargas Llosa.

Y es que uno de los peores momentos que ha vivido la Preysler en su vida pública fue su romance con Mario. No sólo por que éste estuviera todavía casado con su prima Patricia, si no por la facilidad con la que Isabel había conseguido reponerse de la muerte de Miguel Boyer, con el que había estado casada muchos años.

Pero, poco a poco, Mario e Isabel han ido demostrando que lo suyo va en serio y que, a pesar de los enfados de Ana Boyer con su madre, de los de Patricia Llosa con su exmarido o los del público en general, la pareja está dispuesta a casarse.

Por eso, la exmujer de Julio Iglesias tenía claro que lo de Pilar Eyre no iba a ser una china en su zapato. Había que zanjarlo cuanto antes. Y así lo hizo 

Con sangre fría

La escritora Pilar Eyre había afirmado en varias ocasiones que su libro Amor de Oriente era una biografía sobre Isabel Preysler pero que, al ver que se contaban muchas intimidades, la editorial habría preferido que el nombre de Isabel y el de Julio se sustituyesen por unos ficticios. Algo que ha indignado a la protagonista de esta historia.

Por eso, la madre de Enrique Iglesias no ha dudado en afirmar en cuanto ha tenido ocasión, la última presentación de la joyería Rabat, que no entiende que Pilar, a la que ha visto en dos ocasiones mal contadas, se aproveche de la imagen de Julio y de ella. Sobre todo cuando apenas se conoce… Algo que, el circulo íntimo de Isabel asegura que no es así. No es que sean íntimas, pero se conocen desde hace más de cuarenta años. Ahí es nada.