| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez en su último encuentro con el rey Felipe VI.
Pedro Sánchez en su último encuentro con el rey Felipe VI.

Pedro Sánchez contra el reloj: quiere que el rey le designe en tres semanas

La maquinaria está en marcha para evitar unas nuevas elecciones por encima de todo. El líder socialista necesita "acelerar el coche" para llegar con tiempo a la fecha que ronda en su mente.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

El PSOE ha decidido agarrarse a la última cara amable del líder de Podemos para persistir en la búsqueda de la gobernabilidad del país. El cambio de actitud de Pablo Iglesias le da alas.  Eso sí, el entorno de Pedro Sánchez es muy consciente de que “la vía 199”, esto es, la suma de PSOE, Ciudadanos y Podemos, no tiene futuro, porque si Rivera e Iglesias no están dispuestos ni a tomar un café juntos, menos todavía a formar parte de una coalición.

La cuestión es, por tanto, qué posibilidad aritmética se aplica sin que Ciudadanos, su aliado más fiel, pase a la trinchera política. Cortada ya la previsión tripartita, Sánchez intentará hacer realidad la segunda: forzar la abstención de Podemos. Y fundamenta sus esperanzas en que el equipo negociador socialista percibe una rectificación de Pablo Iglesias para tratar de superar el bloqueo político cien días después del 20-D. Rectificación que achacan, claro, a su división interna y, sobre todo, al miedo a unas elecciones que provocarían un nuevo giro de consecuencias imprevisibles para la formación morada. Hasta tal punto que de la conversación con un VIP socialista cercano al líder del PSOE, pero que desea ser etiquetado de “fuente no oficial”, extraigo la frase atribuida a Pablo Iglesias en su cita del miércoles con Pedro Sánchez: “Hay que evitar a toda costa unas elecciones”.

La maquinaria, por tanto, está en marcha. “Ahora, de lo que se trata, es de acelerar el coche de las negociaciones de 0 a 100 en pocos segundos”, apunta el mismo interlocutor. El foco durante las próximas semanas va a centrarse en sentar en la mesa a Podemos y Ciudadanos. Y dentro de esas negociaciones de los equipos de trabajo, aunque se insista en debatir primero las reformas y en el último momento hablar de nombres, los socialistas mantienen abierta la puerta a la propuesta de integrar independientes en un Gobierno transversal. Sería un programa para afrontar una legislatura corta. No se descarta en absoluto que tenga, incluso, una caducidad pactada. La hoja de ruta debe llevar a Albert Rivera a mantener su voto afirmativo y propiciar que Iglesias facilite la investidura, al menos, con la abstención.

Quizá cegados por el afán voluntarista, desde Ferraz se maneja incluso una fecha, alrededor del fin de semana del 23-24 de abril, como la más probable para que el Rey vuelva a proponerle a Pedro Sánchez afrontar el proceso parlamentario de otra investidura.

Pero, después, ¿qué? Porque luego hay que gobernar. La partida política en la que Sánchez pretende meter a España ve la solución en la táctica de la “geometría variable”, con la que tantos resultados tuvo José Luis Rodríguez Zapatero. Bajo el argumento del mestizaje ideológico, en el que tan positivo sería contar con las visiones de Ciudadanos como con las de Podemos, Pedro Sánchez se considera suficientemente firme para poner en marcha un Gobierno sustanciado en acuerdos parlamentarios concretos con unos y con otros. En fin, no cabe duda que el secretario general del PSOE está bien dispuesto a seguir jugando.