| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Uno de los múltiples saltos de la valla de Melilla
Uno de los múltiples saltos de la valla de Melilla

La cara B del drama de los refugiados

Es un drama, pero también un problema. El asalto de inmigrantes por la frontera ha crecido un 168% en lo que va de año. Un General de la Guardia Civil, sensible al fenómeno, le pone cifras.

| Rafa Rodríguez / EP Opinión

Que la inmigración es un drama para quienes huyen del terror, la hambruna y las coacciones es algo unánimemente reconocido en una Europa que, sin embargo, incumple sus propios anuncios y es incapaz de acoger al número de refugiados que tenía previsto: a España le tocaban 17.000, pero sólo a partir de ahora cumplirá con lo firmado. Y a un ritmo lento: 1.500 en los próximos tres meses.

La tensión en la frontera ha hecho aumentar un 168% la llegada de inmigrantes: casi 9.000 en lo que va de año

Pero junto a este fenómeno, hay otro paralelo del que se habla menos, una especie de tabú impuesto, tal vez, por el temor a ser estigmatizado por decirlo: la llegada en masa de inmigrantes irregulares que, de manera incluso agresiva, acceden a Europa por las fronteras tradicionales, con el Sahel, Ceuta y Melilla como principales focos de un problema de cuya gravedad todos son conscientes.

El general jefe del Estado Mayor del Mando de Operaciones de la Guardia Civil, Francisco Díaz, se ha atrevido públicamente a ponerle cifras a este asunto, en el transcurso de una intervención en en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander, bautizado con un elocuente título: 'Gestión de crisis internacionales: presente y futuro'.

Un drama y un problema

Y la estadística enciende todas las alarmas: el acceso a España por el Estrecho de Gibraltar ha aumentado un 168% "a día de hoy"  en comparación con el mismo periodo del año anterior: unos 9.000 inmigrantes, vía marítima, han utilizado ese coladero que supone la puerta a Europa de tantas personas.

El General explica las razones: cuando hay "más dificultad" para los inmigrantes irregulares de entrar en Europa por un lado, "se pueden desplazar inmediatamente" a otro.

Control canario

Al tiempo que ha recordado que la Guardia Civil ha recibido críticas en su labor de contención de la inmigración irregular por vía terrestre en Ceuta y Melilla, el general jefe ha dicho que en Canarias el flujo está "controlado" porque en lo que llevamos de año "solo" han llegado 113 personas.

Al mismo tiempo, ha destacado que España "tiene muchísima más responsabilidad" frente a los demás Estados porque nuestro país es "la puerta, la frontera sur" hacia el continente africano.

 

 

La presión en Ceuta y Melilla

También ha incidido, en un discurso realista pero no exento por ello de controversia, en que "evidentemente, la inmigración es una gran crisis, nadie puede ocultar el drama humano de cada una de esas personas". Pero ha resaltado que en la protección terrestre en Ceuta y Melilla está ocurriendo que los inmigrantes, que están "en un estado de desesperación", están llevando a cabo un "asalto en pura regla" de la valla fronteriza.

En este sentido, ha indicado que los inmigrantes saben que hay una "presión mediática" en torno a la "fuerza" que usa la Guardia Civil para detener los "asaltos", por lo que están "más organizados" y, "sobre todo" son "cada vez más violentos", haciendo uso de "garfios y ganchos para agredir". "Es un problema bastante importante", ha aseverado Díaz.

Turquía, clave

Del mismo modo, ha hecho alusión al acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, que, según ha concretado, ha supuesto una reducción "muy grande", de un 70 por ciento, en el número de refugiados que entraron en Europa en 2016. Con respecto a este acuerdo, Díaz ha destacado que "no es gratis" porque Turquía "está sacando bastantes beneficios", así como "la promesa, más o menos, del ingreso en la UE".

 

La célebre valla entre Melilla y Marruecos (EP)

 

Díaz ha hecho hincapié en la necesidad de la cooperación internacional y en la "enorme responsabilidad" que supone la protección de las fronteras exteriores de la UE al no haber fronteras interiores.

En lo referido a las zonas estratégicas Díaz ha mencionado el Sahel porque "si no somos capaces de controlar lo que está pasando ahí, el efecto que va a tener en la seguridad de Europa va a ser tremendo", así como al Cuerno de África.

De cómo compatibilizar la gestión humanitaria de inmensos dramas con el imprescindible control de las fronteras depende, en buena medida, la convivencia del concepto de solidaridad con el de seguridad. Y no parece que Europa esté del todo preparada para cubrir ese complejo objetivo. Tal vez porque no sea sencillo: los asaltantes de la valla, por agresivos que lleguen a ser, son seres humanos desesperados por huir del infierno y alcanzar un cielo que rozan con los dedos.