| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Ética y estética

Diga lo que diga la Junta Electoral, el sentido común y la ética debieran ser suficientes para evitar el uso abusivo de recursos públicos desde un Gobierno en funciones.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

 

 

El PP y Ciudadanos han puesto sobre la mesa de los 16 eminentes juristas y expertos que componen la Junta Electoral Central un dilema que, seguramente, deberían haber resuelto antes el decoro político, la ética gubernamental y el sentido común, a veces tan lejos de los usos y formas partidistas que imperan.

En una democracia moderna y consolidada como la española debería ser innecesario imponer medidas que garanticen la estricta neutralidad de los distintos, numerosos y poderosos mecanismos públicos que el poder pone a disposición del gobierno de turno.

Los abusos

Pero los antecedentes, bien próximos, de Pedro Sánchez y sus ministros -el uso y abuso del Falcon, las encuestas oficiales del CIS manejadas por un militante del PSOE como José Félix Tezanos, los decretazos en el Boletín Oficial del Estado o los “llamativos” informativos de RTVE- han obligado a Pablo Casado y Albert Rivera a exigir que la JEC mediase y pusiese límites reglamentarios para que las comparecencias de la portavoz del Gobierno no se conviertan en mítines socialistas o incluso linchamientos de la oposición en directo y en prime time desde la sede de La Moncloa. Como viene sucediendo, por cierto, en los últimos meses. 

En una democracia moderna debería ser innecesario imponer medidas que garanticen la neutralidad de los poderosos mecanismos públicos que el poder pone a disposición del gobierno de turno

Parece exagerado suspender de raíz esas comparecencias públicas tras los Consejos de Ministros, que llevan realizando durante cuatro décadas Ejecutivos de distinto color político. Bien es cierto que nunca habían llegado al descrédito al que Isabel Celaá las ha conducido, al menos hasta que este pasado viernes la propia ministra pareció autoenmendarse y comparecer, por fin, como lo que es: la portavoz del Gobierno y no la candidata del PSOE por Álava.

 

Los bochornos

Aunque quizá solo se estaba reservando para “dar la nota” luego, junto a la esposa del presidente, Begoña Gómez, y otras ministras en la cabecera de la manifestación del 8-M. La igualdad de oportunidades, el juego limpio y el escrupuloso respeto a las reglas del juego democrático deberían ser suficiente marco legal y administrativo para evitar bochornos a los españoles.

Sánchez y el PSOE se lo deberían hacer mirar si sus reiteradas prácticas en estos ocho meses del  “Gobierno bonito” han obligado a reunirse a esos “16 hombres justos” de la JEC para examinar el estado del que siempre debe ser un terreno electoral que garantice la igualdad de las fuerzas políticas.