| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Isabel Díaz Ayuso
Isabel Díaz Ayuso

Socialismo o libertad

Los que amamos la libertad nos hemos sentido representados por el presidente murciano y la presidenta madrileña, que, sin miedo alguno, han defendido el proyecto de progreso.

| Fernando de Rosa Opinión

 

“En política se puede hacer de todo, menos el ridículo”. Esta famosa frase la pronunció el que fue presidente de la Generalitat de Cataluña en el exilio, Josep Tarradellas, resume de forma clara el papelón que han hecho en los últimos días, tanto los dirigentes de Ciudadanos como el equipo dirigido por Iván Redondo, cuyo brazo ejecutor ha sido el ministro socialista, José Luis Ábalos.

Hemos presenciado cómo el laboratorio monclovita, ha cometido un grave error que ha dinamitado el experimento con el que quería destrozar, por una década, la alternativa del centroderecha al sanchismo.

Iván Redondo pensaba que la derecha estaba noqueada y totalmente rota tras las elecciones de Cataluña, por lo que consideró que podía utilizar a Inés Arrimadas como ariete contra Pablo Casado, y todo, por 30 monedas de plata en forma de presidencia autonómica en la Región de Murcia.

Este error estratégico ha supuesto que renazca la ilusión en muchos votantes del centroderecha que han visto cómo se ha gritado públicamente una frase que muchos españoles llevaban diciendo en privado desde la moción de censura de Sánchez contra Rajoy: “¡Basta ya!”

Es necesario mirar frente a frente a esta izquierda y decirle que no se arrogue la supremacía moral sobre la derecha, cuando el partido más salpicado por la corrupción ha sido el PSOE de Filesa y de los ERES.

 

Realmente el “Basta ya” se acuñó en Murcia y se extendió rápidamente a Madrid, donde inmediatamente la presidenta Ayuso acuñó la frase con la que se pone en marcha la reconstrucción por la base del centroderecha en España: “socialismo o libertad”.

No entender que la política actualmente en España es elegir entre estas dos palabras, es lo que ha hundido de forma definitiva a Inés Arrimadas que se ha fiado del escorpión-Sánchez, que como en la fábula de Esopo, no puede renunciar a su condición de herir mortalmente a quien se le acerca.

Todos los constitucionalistas hemos de coger la bandera de la libertad, la libertad de educación frente el adoctrinamiento de la ley socialista, la libertad de empresa frente al socialismo de la subvención, la libertad de la propiedad frente a la protección de los ocupas, también la libertad de que nuestros ahorros puedan llegar a nuestros hijos y no desaparezcan por los impuestos abusivos.

Es la hora de la verdad, el socialismo nunca ha traído riqueza, sino crisis y paro, siempre ha considerado a los ciudadanos como cajeros automáticos donde conseguir dinero para tejer su red clientelar e intentar perpetuarse en el poder. A toda esta política empobrecedora se ha dicho tanto en Murcia como en Madrid: “Basta ya”.

A la izquierda le asusta la libertad porque supone que los ciudadanos podamos decir no al pensamiento único y a lo políticamente correcto creado desde los laboratorios monclovitas, por eso lo primero que hizo el Gobierno, cuando declaró el estado de alarma hace un año, fue cerrar el Portal de Transparencia, hacer ruedas de prensa sin preguntas libres y controlar la información.

La libertad

Los que amamos la libertad nos hemos sentido representados por el presidente murciano y la presidenta madrileña, que, sin miedo alguno, han defendido el proyecto de progreso que lideran en sus territorios. También hay que agradecer la sensatez demostrada por los líderes del centroderecha tanto en la ciudad de Madrid, diputación de Alicante, Andalucía, Castilla León, entre otros lugares, que han gritado juntos: “libertad frente a socialismo”.

El experimento de la izquierda, con sus mociones de censura, han despertado al centroderecha, a todos aquellos que siendo conservadores, demócrata-cristianos o liberales, pensamos que la libertad es la mejor defensa de nuestro modelo de vida y que la izquierda no puede darnos lecciones, porque la política es como la vida misma:

“El futuro es como las manecillas de un reloj y se alcanza avanzando hacia la derecha, ningún reloj gira a la izquierda”.