| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Penélope Cruz, en los Goya
Penélope Cruz, en los Goya

La mejor gala de los Goya de la historia

Banderas tira de agenda y consigue que grandes estrellas internacionales como Al Pacino, De Niro, Barbra Streisand o Nicole Kidman, entre otros, se 'cuelen' en la fiesta del cine español.

| Milagros Martín-Lunas Opinión

 

Emocionante, austera y puntual. La noche del cine español del año de la pandemia pasará a la historia por ser la mejor gala de todos los tiempos. Tantos años cubriendo la Gala de los Goya, lustros de noches interminables entrevistando a los premiados en el trascenio, horas de dolor de pies en la alfombra roja mientras desfilaban por delante de nuestros ojos las estrellas del cine español, años de cierres de locura porque la gala invariablemente se retrasaba, fines de semana de sueño, estrés, tensión, agotamiento y aburrimiento.

Seamos sinceros, hay que decirlo, la fiesta del cine español, la gala quiero decir, ha sido siempre un coñazo y una pesadilla para los que la cubríamos. La de ayer no. La de ayer fue la noche de Las niñas que se llevaron a casa cuatro estatuillas; la noche del Akelarre que alzó cinco cabezones; la de la reivindicación del derecho a una vida mejor de Adú que consiguió cuatro entre ellas la Mejor Dirección; la velada de las madres borrokas de Ane que recibió tres Goyas y la noche de todas las cuidadoras, de todas las Rosas del mundo que se alzaron con el premio a la Mejor Canción (Rozalen) y a la Mejor Actriz de Reparto (Nathalie Poza).

La de ayer también fue la noche de María Casado que paradójicamente regresaba triunfante a la televisión pública de la que fue defenestrada de malas maneras tras pasar 21 años vinculada a la corporación pública. Por supuesto, fue la noche de Antonio Banderas, concretamente la de su agenda. Robert de Niro, Tom Cruise, Naomi Watt, Barbra Streisand, Emma Thompson, Matthew McConaughey, Al Pacino, Nicole Kidman, Alejandro Rodríguez Iñarritu, Helen Mirren, Dustin Hoffman… la lista sería interminable. Todos contestaron a la llamada de nuestro actor más internacional para apoyar al cine español.

 

 

Fue el programa más visto del día. Enganchó a 2.482.000 espectadores, lo que otorgó a La1 un 15,6% de cuota de pantalla. Aun siendo líder de la noche del sábado, la gala perdió casi diez puntos de share, lo que supone que la de anoche fue la gala menos vista desde 2005. No hay quien entienda los gustos de la audiencia.

No sé que pasará el año que viene, pero la 35º edición de los Goya, por lo menos en calidad, dejó el listón bien alto. Regresar a lo de siempre va a resultar complicado. Antonio Banderas y su equipo, porque detrás de una producción como ésta siempre pulula un equipo bien engranado, fueron capaces de mantener la emoción durante más de dos horas. Se hizo hasta corta.

Desde el salón de sus casas

Los candidatos se convirtieron en espectadores gracias a la magia de Zoom, nos abrieron las puertas de sus hogares y desde las nuestras sentimos a las estrellas más cercanas, más reales. Por eso, desde mi escritorio casero le entrego el Goya al mejor nominado a Javier Cámara que nos recibió en el salón de su casa acompañado por dos inmensos y adorables osos de peluche. 

La de anoche fue la gala de la emoción, la ceremonia de los ojos perlados, la de las lágrimas furtivas. No sabría por donde empezar. Podría hacerlo por el maravilloso discurso de Ángela Molina, la luz del cine español, la única galardonada que recogió el premio sobre las tablas del Teatro Soho de Málaga de la mano de Jaime Chávarri. Tremenda, la protagonista de Las cosas del querer estuvo tan inmensa como nos tiene acostumbrados. “Solo porque he recibido tanto de la vida encuentro el valor parta dirigirme a vosotros. Quiero dar gracias a Dios por todo, por el amor, que es la mejor manera de dar las gracias. Por el amor que no distingue de lo sagrado de lo vivo. Cuando os hablo de mis padres me invade una ola de amor, me late el corazón y me devuelve la vida. Quiero darle las gracias a mi padre por mi madre y a mi madre por mi padre. Este es Goya es vuestro. Recibo el Goya de honor del 21, lo recibo con alegría y serenidad. Solo será mío si lo es también de todos y cada una de las personas con las que he trabajado”.

Emocionante también fue la interpretación de Vanesa Martín acompañando las imágenes de aquellos que nos han dejado en este año de perdidas, muchas de ellas injustas, prematuras y a destiempo. Entre los retratos vi amigos a los que adoraba como Carlos del Amo (tantos rodajes, viajes, tantas entrevistas tantas risas), compañeros de clase como Alejandro Nogueras, padres de amigos como Juan Antonio Porto… ¡Qué extraño todo! ¡Qué cercano!

El triunfo de la noche estaba cantado antes de arrancar. Para empezar, Daniela Cajías hizo historia al convertirse en la primera mujer que gana el Goya a la Mejor Fotografía. Con esto ya hubiera bastado, pero no. Las niñas de Pilar Palomero anoche crecieron al convertirse en la película del año. Esas niñas que nacieron en el Festival de Berlín, ganaron el Festival de Málaga, Mejor Película en los Premios Forqué y hace unos días en los Feroz. Al equipo de Pilar Palomero sólo le faltaba el gran premio de la Academia. Una cinta alabada por la crítica que narra la pérdida de inocencia de un grupo de adolescentes ambientada en la Zaragoza de 1992 por la que pulula la modernidad del año que cambió todo en este país y, al tiempo, descubre la tristura, el sabor añejo de una pérdida de inocencia que, con el debido respeto, se me antoja lejana. Siento a Las niñas más como adolescentes setenteras que como de final de siglo. Quizá mi error sea que las percibo lejanas porque extrapolo esa adolescencia a la mía y no se parece en nada.

La película más premiada

Tenemos la costumbre de bautizar como ganadora aquel filme que se alza con el Goya a la Mejor Película y que en muchas ocasiones coincide con el premio a la mejor dirección. No ha sido así en esta ocasión. No sería justo encumbrar esta ópera prima de Pilar Palomero sin reconocer que este año nadie se ha ido de Málaga con las manos vacías. Akelarre puede presumir de ser la cinta más condecorada, para ella fueron todos los técnicos. Se trata de un arrebatador cuento que viaja al siglo XVII para narra la historia de una caza de brujas en el País Vasco Francés. Inspirada en 'Tratado de brujería vasca: Descripción de la inconstancia de los malos Ángeles o Demonios', el argentino Pablo Agüero elabora un convincente relato que rezuma feminidad con el que desenmascara al verdadero mal del medievo, la ignorancia.

 

 

¿Qué decir de Adú?  Una road movie necesaria, dura, dolorosa, angustiosa en muchos instantes. Una película que debería pasar obligatoriamente por los institutos de este país, a ver si de una vez por todas aprendemos que el mundo no nos pertenece y que todos tenemos derecho a luchar por una vida mejor. Salvador Calvo lo dejó claro al saberse premiado como Mejor Director. “A todos los Adú que recorren el mundo aspirando a una vida mejor. Quiero decirles que el mundo no es nuestro, es de todos, lo pueden conseguir".

La velada terminó. Sobria, como arrancó. Antonio Banderas y María Casado entregaron el testigo a Valencia, allí donde se celebrará la 36º edición de la entrega de los Premios Goya. “Nos gustaría permanecer en el recuerdo como la gala de la recuperación. La recuperación para Andalucía para España y para la humanidad”, destacó el actor malagueño. A lo que Casado añadió: “No se olviden de vivir, háganlo intensamente porque todo esto… también pasará”.