| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pablo Iglesias y Pilar Lima
Pablo Iglesias y Pilar Lima

Embajada: ¿Para qué sirve Podemos?

Para ellos la democracia es sólo el principio de un camino por el que sigilosamente quieren acabar con ella.

| Fernando Ferrando Edición Valencia

Las mandamases de Podemos en les Corts Valencianes, Naira Davó y Pilar Lima, andan a la greña para ver quién manda más. Lo que evidencia que, en plena pandemia, andan un tanto desfaenadas. Más o menos como su jefe de filas, Pablo Iglesias, que el otro día dijo en su televisión (la Sexta) que él no puede hacer lo que dijo que haría porque tiene menos poder del que pensaba que tendría cuando llegase al Gobierno.

A estas alturas de la feria, los votantes de Podemos deben de estar preguntándose de qué les ha servido aupar a sus líderes a los cielos. Y probablemente se hallen como los campesinos franceses tras la toma de la Bastilla; desconsolados al ver que quienes prometieron venir a arreglarse la vida, lo único que arreglaron fueron sus vidas. Mientras ellos, los campesinos, vivían igual o peor que con el asustadizo Luis XVI. Aquello acabó como acabó, con Robespierre haciendo de las suyas.

Podemos ha llegado al poder y su presencia apenas la notan quienes no tiene vínculos de linaje o matrimonio con los elegidos. Ellos, los elegidos, ya andan poniendo excusas. Básicamente, que no pueden cumplir sus promesas porque las élites económicas y mediáticas tienen más poder que ellos. Sembrarán odio y volverán a prometer el paraíso siempre y cuando caiga en sus manos todos los poderes del Estado y la sociedad: el ejecutivo, el legislativo, el judicial, la banca, las eléctricas y hasta el color de la ropa interior de los ciudadanos. Su proyecto sólo es viable si no hay oposición, ni contrapoderes que puedan controlarles. Y ahí es donde, por fin se descubrirá que nunca han sido otra cosa que viejos comunistas stalinstas. Que para ellos la democracia es sólo el principio de un camino por el que sigilosamente quieren acabar con ella.

Bien haría Ximo Puig en marcar distancias con quienes aportan poco bien y podrían llegar a
traer mucho mal.