| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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M.Olona
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Cohabitación gubernamental

La otra Montero (la que sí tiene niñera y viste de vestal para las ocasiones) se pasa por las moquetas -“progresivas”- de su despacho y de su dacha el veredicto unánime del Poder Judicial.

| José María Lozano Edición Valencia

Vivimos esta contradicción profunda en que se ha convertido la cotidianidad, una suerte de oxímoron vital, por el que morimos espiritualmente de rabia, tristeza, aburrimiento y desesperación (por ese orden normalmente) para salvar la vida física. O material. Una suerte de versión extendida y vulgarizada del “vivo sin vivir en mi”.

Y no es, precisamente, que falten sobresaltos y subidas de adrenalina para todos los gustos y en todo lugar. En los palacios y en las calles, en el BOE y en las redes sociales, con el raro don de la ubicuidad que ha procurado esa alquimia negativa, que convierte lo preciado en basura, a un partido de origen oscuro y negro presente. Mientras el máximo responsable, el ya aventajado aprendiz de brujo, calcula alejado de la arena el momento más oportuno para soltar las fieras.

No hay indicador que no repugne, ni medida que no insulte a la inteligencia. Sea el peso del paso (de Semana Santa) o el paso del peso (del 8M), lo que mola es jugar con las palabras, con las cifras, con las ideas, hasta confundir al más pintao, si es preciso -en eso Simón es un genio- con una imbecilidad o un chascarrillo inoportuno (y luego se llenan las redes de sms con el “Risitas” o ese funeral marchoso de negros elegantes). O regañar al personal, que es la especialidad de Montero (la que no tiene niñera, pero sí un buen genio) haciendo cábalas con números y argumentos, que
habría que verla en todo lo suyo en los epígonos de los ERES andaluces. La otra Montero (la que sí tiene niñera y viste de vestal para las ocasiones) se pasa por las moquetas -“progresivas”- de su despacho y de su dacha el veredicto unánime del Poder Judicial contra su caprichosa ley del “sólo sí es sí” (también conocida, como si fuera un tango, por “sóla y borracha”, aunque “fané y descangallada” en realidad es más preciso).

Y así va pasando el tiempo de este eterno y equívoco estado de alarma. Porque es más alarma de estado que otra cosa. Alarma ante un Estado que peligra con las sobrecargas y vicios a los que someten su estructura constitucional y sus cimientos democráticos, precisamente, los encargados de su conservación y adecuado mantenimiento. Ya son conocidos como pirómanos, con exactitud y gran acierto. Es sabido que por cohabitar se entiende vivir juntos. La RAE conserva todavía las acepciones “hacer vida marital” y, a la francesa, “coexistir en el poder” en la jerga más política. Coexistir, que no es poco, en tiempos de pandemia.

Dos delincuentes probados, dos bocazas, dos rateros, Puigdemont y Rivadulla, cuentan con común protector en la vicepresidencia del gobierno

No luce muy pacífica, sin embargo, la coexistencia en el poder de la actual cohabitación (o matrimonio) gubernamental. Y es también primera vez -ni Zapatero osó, y más que osado ha demostrado ser- de esta conflictiva cohabitación del Gobierno con la Jefatura del Estado. Inadmisible por destructiva.

Dos delincuentes probados, dos bocazas, dos rateros, Puigdemont y Rivadulla, que suena a marca de esteroide cerebral, cantan casi al unísono “nunca hemos dado una batalla por perdida” o “tu tiro en la nuca pepero”. No digo yo que coordinados. O si es antes el tiro o la batalla. Pero cierto es que cuentan con común protector en la vicepresidencia del gobierno, e idénticas, falsas y grandilocuentes etiquetas para el huido y el preso, coreadas con entusiasmo por sus portavoces parlamentarios y, con violencia, por sus secuaces callejeros.

Así las cosas, la Ventura insulta en directo a Consuelo Ordóñez en À Punt o salta el tal Pradera y le desea por escrito -es de suponer que sin ápice de odio alguno- un cáncer a Macarena Olona. Ellos, y otros como ellos, son el auténtico cáncer instalado en la sociedad española.

El embajador de la UE en La Habana no aprecia conducta dictatorial en el régimen cubano. Ignoro si como el otro, acusa déficit democrático en España

Luego, el vodevil de los ministros sanchistas dando pellizcos de monja a sus colegas más montaraces hasta que el Jefe Supremo sentencia, pelillos a la mar, “la coalición goza de buena salud y será duradera”. Sea. Campaña de vacunación aparte, que estos tienen autoinmunidad congénita e impunidad adquirida por decreto.

El embajador de la UE en La Habana, el español Alberto Navarro, dice no apreciar conducta dictatorial en el régimen cubano e ignoro si por el contrario y como el otro, acusa, eso sí, déficit democrático en España. El diplomático ha sido llamado a capítulo de inmediato. El otro, sigue escribiendo capítulos de ignominia en el diario gubernamental. Jodida cohabitación.