| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Consuelo Ciscar, Juan Carlos Lledó y  José Luis Rueda, con sus abogados durante el juicio.
Consuelo Ciscar, Juan Carlos Lledó y José Luis Rueda, con sus abogados durante el juicio.

Caso IVAM: Expertos, directores de museos y artistas aplauden la sentencia

El Tribunal ha entendido que hacer del IVAM referente internacional de Gerardo Rueda mediante la adquisición fue una oportunidad artística de primer orden y un negocio muy rentable.

| Fernando García Bonet Edición Valencia

Más allá de la obvia satisfacción de los acusados hoy absueltos, más allá de la frustración de las acusaciones que ya denotó su desidia en el juicio y más allá de lo razonable, pedagógico e inapelable de la sentencia de 73 páginas que a propuesta del ponente magistrado Alberto Blasco ha rubricado el tribunal presidido por Concepción Ceres y completado por la magistrada Inmaculada Domínguez, cabe señalar la tranquilidad que el hecho ha supuesto para expertos, directores de museos, coleccionistas, críticos y artistas que aplauden la sentencia. A nadie se le oculta el roto que una sentencia contraria hubiera producido en el ámbito reputacional, artístico y económico de unos y otros.

 

Los presuntos delitos de prevaricación, falsedad documental y malversación, ahora desnaturalizados, por los que se han sentado en el banquillo los acusados en el denominado caso IVAM, visto para sentencia desde el pasado 23 de noviembre por el Tribunal de la Sección 5ª de la Audiencia de Valencia, giraban a su vez en torno a tres cuestiones principales. A las consideraciones sobre la originalidad de la obra póstuma de Gerardo Rueda adquirida por el museo en tiempos de Consuelo Císcar, siendo Juan Carlos Lledó su director Económico, y a las de cumplimiento del procedimiento administrativo, se une la valoración económica de la obra comprada. Las tres, ampliamente relacionadas, resultaban básicas para sostener la culpabilidad delictiva de los entonces directivos del Instituto Valenciano de Arte Moderno y del vendedor de la obra, el hijo y heredero del artista, José Luis Rueda. O, naturalmente, y como así ha sido, para declarar su absoluta inocencia.

Los letrados Juan Molpeceres, Francisco de Antonio y Santiago Milans del Bosch, que ejercieron sus respectivas defensas, destacaron al unísono en sus conclusiones definitivas el balance positivo para el Museo valenciano de una cantidad algo superior a los tres millones de euros, admitiendo las valoraciones a la baja que los peritos judiciales realizaron de la obra donada. (ESdiario la ha llamado “ecuación de oro” en ocasiones anteriores). Incluyendo la póstuma en el caso de los profesores Brihuega y Pérez Segura, y la de obra realizada en vida de su autor, por las peritos de  ultura, Begoña Torres y Rosario Peiró.

La valoración, denominada MNCARS  (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía) por error no subsanado, conocida por las partes apenas una semana antes de su ratificación en Sala por sus autoras, pese a ser el objetivo fundamental del mandato judicial de la instrucción, limita su alcance al de una tabla de valores sin mayor explicación o demostración. Y así lo hizo saber el lacónico y preciso escrito que, a requerimiento del Tribunal, presentó el perito de la defensa de la Consuelo Císcar, Jaime G. Lavagne.

 

Resultaron ridículas, a criterio de expertos consultados, las evasivas de las peritos judiciales, restando importancia al valor de reposición admitido por una aseguradora, intentando confundir al Tribunal con el reducido porcentaje que el pago de la póliza supone en el monto total de una exposición. Y una frivolidad despreciar los precios del mercado cuando el comprador es privado.

Es el caso, a modo de ejemplo, del Gran Relieve. Adquirido en compra por el IVAM en 2005 a idéntico precio que el valorado por el Reina cinco años antes (320.000 euros). Solomon adquirió su propia obra (certificada como 3ª de la Serie) en 2006 por 600.000 USD (algo más de 450 mil euros), para venderla dos años después al coleccionista belga Leclerq por 800.000 USD, una revalorización próxima al 7% anual. Ampliando la serie al año 2000, la revalorización anual alcanza el 24%.

De Art Wanson Gallery Group, con galerías en España, EEUU, Doha...

Más llamativo es el caso de la obra póstuma de Rueda vendida en 2018 a través de Art Wanson Gallery Group, con galerías en España, EEUU, Doha, Dubai, Londres y París, por dos millones y medio de euros (precio coincidente con el admitido por las aseguradoras para la reposición de la obra en caso de pérdida o destrozo).

Extrapolando, en este caso los valores de Brihuega y Pérez Segura en 2006, entre 120.000 y 150.000 euros, resulta un multiplicador cercano a veinte, y una revalorización anual del 50%. Quizás estos datos, testigos de transacciones reales, no resulten decisivos por sí mismos, pero sí un referente obligado en una tasación de recibo. Ignorarlos de forma consciente y decidida parece impropio de una pericia imparcial.

ESdiario ha mantenido en solitario, aunque de manera firme y decidida, la hipótesis de inocencia que hoy conocemos, porque nunca ha confundido la realidad con otros intereses espurios. Porque ha apostado (recurriré al tópico), y como no podía ser de otra manera, por justicia de la buena y el esclarecimiento de la verdad frente a la Instrucción, Fiscalía, Abogacía de la Generalitat y la extravagante participación como acusación popular (¡qué paradoja!) de Acción Cívica, incluido el singular protagonismo de Joan Llinares, durante seis largos años. 

 

El Tribunal ha entendido que hacer del IVAM referente internacional de Gerardo Rueda, mediante la adquisición por donación y compra combinadas, no sólo fue una oportunidad artística de primer orden, sino también un negocio muy rentable para las arcas públicas. Y el beneficio final muy superior a los tres millones contables tras la valoraciones periciales.

Así que hoy, este periodista tiene el orgullo de pensar, con el debido respeto, que la opinión mejor fundada, afortunadamente ha coincidido con la de sus propias fuentes.