| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Una madre y su hijo.
Una madre y su hijo.

El reto de ser madre soltera: "Me he acostumbrado a renunciar"

La mayoría de las familias valencianas monoparentales con un hijo a cargo no alcanzan unas condiciones de vida dignas.

| Sonia García Edición Valencia

La inflación está causando estragos a las familias valencianas y agrava los problemas estructurales que ya se detectaban antes de la crisis COVID-19. Son muchos los hogares que no alcanzan un nivel de vida digno, sobre todo después de hacer frente al pago del alquiler, y se ven obligados a renunciar a bienes esenciales. 

Así se deduce de los datos y situaciones que revela el informe El coste de la vida y estrategias familiares para abordarlo de Cáritas Española y la Fundación FOESSA, que emplea un nuevo indicador de pobreza que se ajusta más a la realidad.

El sistema de medición de la pobreza está basado en un Presupuesto de Referencia para unas Condiciones de Vida Dignas (PRCVD) y varía en función del territorio y de las características de cada familia. En la Comunidad Valenciana se establece el siguiente baremo: 1.010 euros en caso de las personas que viven solas, 1.809 euros para las familias monoparentales con un hijo a cargo,  1.664 con dos niños o 2.077 euros si son estudiantes, 2.175 euros en el caso de las parejas con un hijo, 2.031 euros las parejas con dos niños y 2.443 si los hijos son estudiantes. 

Se entiende el Presupuesto de Referencia para unas Condiciones de Vida Dignas (PRCVD) como la
cuantía económica que un hogar necesitaría gastar para satisfacer sus necesidades básicas y, en consecuencia, disponer de unas condiciones de vida mínimas y aceptables en la sociedad en la que vive.

Mientras el 21,7% de la población residente en la Comunitat Valenciana está por debajo del umbral de riesgo de pobreza que se sitúa en 759 euros, el estudio refleja que en realidad son muchas más los hogares que no alcanzan unas condiciones dignas.

Entre los colectivos más afectados se encuentran las familias monoparentales, según la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) la mayoría de los hogares compuestos por un adulto con un hijo a cargo perciben una media 1.459'5 euros al mes  sin alcanzan el PRCVD. En total existen 202.100 hogares monoparentales en la Comunidad, según el censo del INE.

Y es que ser madre o padre soltero se convierte en un auténtico reto. Tan sólo el coste de la crianza de un hijo en 2022 es de 710 euros al mes en una de las autonomías a la cabeza de España como es el caso de la Comunidad Valenciana. Un gasto que implica a las familias ajustarse el cinturón al máximo e incluso renunciando a bienes esenciales. 

"Todos los meses acabo llorando por no poder llegar a fin de mes y darle a mi hijo", confiesa Melani Román a ESdiarioCV, madre soltera con un niño de 4 añosCon un sueldo mileurista en el mejor de los casos y actualmente cobrando únicamente una prestación por desempleo de 600 euros, Melani relata la "angustia de buscar trabajos extra para poder pagar aunque sea comida para el niño". El subsidio es insuficiente y no le queda otra que reclamar ayuda a sus familiares. Lamenta que "no puede optar a subvenciones  "porque el mínimo de ingresos está fijado en 500 euros, al sobrepasar esa cifra no puedes cobrar ninguna ayuda".

Beatrice Matiello también atraviesa "momentos difíciles" pese a cobrar 1.100 euros. Una cantidad que sin duda, queda lejos del umbral de la pobreza, pero también resulta insuficiente. "Me he acostumbrado a renunciar". Nunca puede disfrutar de unas aficiones como es ir al teatro, pero tampoco puede permitirse el lujo de apuntar a su hijo a las extraescolares que desea. "Le gusta mucho el fútbol, pero es muy caro", lamenta esta madre soltera. La ropa se convierte en un bien de lujo. Ha creado un círculo entre sus amistades para donar y recibir ropa. "Yo doy la ropa a otra chica y una amiga me la da a mí", explica Beatrice.

Pero no queda aquí. Incluso siendo mileurista también renuncia a una buena alimentación. "Hay épocas que lo he pasado fatal y sólo he podido comprar huevos, pan y pollo para hacer un caldo que dure lo máximo posible".

Además Beatrice padece la enfermedad de  Crohn, una afección crónica  inflamatoria del intestino que requiere una alimentación determinada. "Me tengo que cuidar. Da rabia porque los alimentos para comer bien son más caros. Hay cosas de las que me tengo que olvidar y sólo como dos veces al año". 

Como Melani o Beatrice, muchos hogares renuncian a necesidades básicas, principalmente por no poder hacer frente económicamente a ellas.  Tan sólo en la Comunidad Valenciana 261.000 hogares en la han dejado de comprar medicinas, prótesis, seguir tratamientos o dietas, por problemas económicos, según los datos que maneja Cáritas. Son más de 225.000 las familias quedan en situación de pobreza una vez pagado el alquiler o la hipoteca

Respecto a los suministros, María Moscardó, responsable del Programa de Análisis de la Realidad en Cáritas Diocesana de Valencia, alerta de que "la contención del gasto es la decisión que toman las familias, con las consecuencias que ello puede suponer. No mantener la vivienda a una temperatura adecuada puede afectar a la salud de las familias. No poder pagar conexión a internet puede tener consecuencias en el ámbito educativo de los menores, reducir las posibilidades de formación de los miembros de las familias o limitar el contacto con la red de apoyo (familiares, amistades, etc.)". 

La mayoría de los hogares valencianos se desembolsa el 60% de los ingresos a estos gastos esenciales, según el citado informe. Desglosado, los valencianos gastan el 31,9% del sueldo de media en la vivienda, un 16,3% en alimento y bebida y un 11,4% en transporte. 

Los efectos generalizados del incremento de los precios se están percibiendo de manera más intensa en comunidades autónomas donde se supera el 10%, como es el caso de la Comunidad Valenciana. En el territorio valenciano el precio de bienes esenciales como la vivienda y los gastos de agua, gas y electricidad se ha disparado más de un 15% y los alimentos y bebida más de un 10%. Un porcentaje superior incluso a la subida del IPC que se sitúa en el 8'9%. 

Además, la subida de precios supone un incremento de las desigualdades. En la Comunidad Valenciana la brecha en la capacidad adquisitiva de la ciudadanía cada vez es mayor, según el documento citado. El informe FOESSA Comunitat Valenciana indica que a principios de 2022 que la brecha entre la parte de la sociedad que más ingresos tiene y la que menos tiene, sigue aumentando. Esta brecha, en el año 2019 era del 28% y en 2022 es del 33%. 

Para apoyar a las familias vulnerables, Cáritas Valencia invirtió en 2021 más de 200.000€ en ayudas relacionadas con el pago de suministros, más de 1.700.000€ en alimentación y más de 427.000€ en el pago de alquiler o hipoteca, pero cualquier ayuda siempre es poca.