| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Qué lejana parece aquella intervención de Vanaclocha, a finales de febrero, cuando anticipó la suspensión de las Fallas
Qué lejana parece aquella intervención de Vanaclocha, a finales de febrero, cuando anticipó la suspensión de las Fallas

Por sus hechos los conoceréis: cuatro perfiles de políticos ante el Covid-19

Mientras unos prefieren desaparecer, otros optan por seguir su discurso habitual. Están los que han de adoptar decisiones a su pesar y por su cargo y unos pocos que asumen un liderazgo real

| Héctor González Edición Valencia

Transcurrida ya una decena de días desde que la sociedad española empezó a ser informada y a sufrir de lleno en sus carnes esta crisis sanitaria, los diferentes responsables políticos de las distintas instituciones han tenido ocasión de demostrar su capacidad de decisión y su mayor o menor determinación en un panorama en el que el acierto o el fracaso de las medidas únicamente podrá juzgarlas el paso del tiempo, la historia.

En esta coyuntura singular hemos podido observar básicamente cuatro clases de comportamientos entre quienes tienen ocasión de actuar, por el cargo de relevancia pública que ocupan en gobiernos. Están aquellos que han preferido desaparecer en este escenario convulso, quienes han optado por seguir con su mismo discurso ideológico y con sus temas habituales como si no pasara nada, los dirigentes a los que, por su puesto principal, no han tenido más remedio que dar la cara y adoptar decisiones con gestos que delatan su incomodidad y, algunos, unos pocos, que han ido un paso más allá y que han sido capaces de confirmar fuste de líder y abanderar medidas drásticas. 

De cualquier modo, como la crisis se prolongará, todos los actores, tanto quienes han adoptado una postura como otra, tienen margen para variar y pasar de la pasividad al arrojo, de la determinación obligada al liderazgo activo o incluso de quemar su energía inicial y desfondarse.

Por el momento nos quedamos con lo visto hasta ahora, que tiempo habrá para muchos más análisis con el paso de los días y los acontecimientos. Ejemplos podemos encontrar de todos los casos. El primero, el de la desaparición, ha hallado en Unidas Podemos a uno de sus máximos exponentes. El hecho de ser socio accesorio, y no principal, en los gobiernos en los que participa también ha contribuido a ello e incluso le sirve de excusa.

El anuncio de cuarentena inicial de su líder supremo, Pablo Iglesias, después de días de silencio, parecía ser la mejor demostración, hasta que decidió reaparecer y alargar una reunión del Consejo de Ministros cuyo final esperaba toda España con la respiración contenida para saber los detalles del estado de alerta. En la Comunidad Valenciana la acción de los dos consellers de Unides Podem en la coalición de gobierno también resulta discreta.

Del vicepresidente segundo, Rubén Martínez Dalmau, nos quedará su imagen, con cazadora de cuero, aspecto desaliñado para el esmero más habitual con el que viste, y mirada perdida, detrás del president de la Generalitat cuando este anunció la suspensión de las Fallas. Desde entonces su presencia se ha ceñido a pedir, en la línea de su formación, que no haya desahucios durante esta crisis.

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, también hizo un amago de desaparición cuando escogió ir a la ópera justo cuando se estaba decidiendo qué pasaba con la principal fiesta de su ciudad, ese martes 10 de marzo que ahora parece tan lejano y que quedará para la historia. Un error de cálculo o de indiferencia, que luego trató de subsanar al día siguiente con una concurridísima foto rodeado de representantes falleros. Desde entonces, poco más.

En cambio, su flamante nuevo concejal delegado de Cultura Festiva, Carlos Galiana, sí estuvo el día de la reunión y durante las siguientes jornadas está siendo la cara más visible del equipo de gobierno, bien por su eventual responsabilidad fallera en un año aciago, bien porque ha decidido dar un paso adelante en estos momentos críticos y decisivos, que proyectan o anulan liderazgos.

En Les Corts, su compañero de Compromís y síndic de la coalición, Fran Ferri, forma parte del segundo grupo de políticos, aquel que sigue en su misma línea habitual, como si no pasara nada, arremetiendo contra Vox o desmereciendo la sanidad privada. En cambio, el conseller de Economía Sostenible, Rafael Climent, se mantiene más activo respecto a la crisis del coronavirus, aunque sea para rectificar y anunciar el cierre de las ITV después de no hacerlo el lunes.

La comparecencia sin preguntas de Puig

En el grupo de políticos que han tenido que asumir la responsabilidad de su cargo únicamente por las circunstancias se halla, en primera fila, el president de la Generalitat, Ximo Puig, con esa comparecencia -que no rueda de prensa, porque no admitió preguntas- para anunciar la suspensión de Fallas y Magdalena, y que la experta en comunicación no verbal Sonia El Hakim calificó como desastrosa. 

Hasta la fecha Puig ha ido prácticamente a rebufo de las medidas adoptadas en el conjunto del Estado. Tardó en retrasar las fiestas y en anunciar el cierre de colegios. Lo mismo está ocurriendo con el impulso del teletrabajo en la Administración. Al contrario del visible liderazgo de otros presidentes autonómicos como la madrileña Isabel Díaz Ayuso, que se anticipó con las medidas restrictivas de circulación o con el cierre de peluquerías.

O incluso que los máximos mandatarios de Cataluña, tics independentistas aparte, o de Andalucía. Y sigue sin abanderar iniciativas de más calado y opta por refugiarse a la retaguardia de España. Excepto cuando pidió -en este tema insistió más la vicepresidenta Oltra- que no vinieran "ciudadanos de otras autonomías" -expresión utilizada para no aludir directamente a madrileños- a la costa y expandieran el covid-19.

Y en cargos referentes que se hayan anticipado podríamos destacar el caso de Herme Vanaclocha, subdirectora general de Epidemiología. Salió a hablar ante los medios el 26 de febrero para adelantar la posible suspensión de las Fallas. Entonces prácticamente nadie la tomó en serio. Ni el propio Consell. Cierto que esa rueda de prensa transcendió más por su desconocimiento del hecho del partido Atalante-Valencia y el desplazamiento de 3.000 aficionados a la zona infectada de Lombardía.

No obstante, sí que tuvo el arrojo y los conocimientos para ver lo que se venía encima casi dos semanas antes que el resto del ejecutivo valenciano. Una pena que no la prodiguen más en intervenciones, como sí ocurre a nivel nacional con el doctor Fernando Simón a pesar de haber quedado bastante en evidencia por sus fallos de pronóstico.