| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Trump: ver para creer

Nos guste o no, tocara hacernos a la idea de que tenemos Trump para rato; otros cuatro años, gracias a una efectiva limitación a dos mandatos que nadie en Estados Unidos desea ver cambiada

Con Trump se produce la paradoja de que nos cuesta creer que haya salido indemne del impeachment  pero, al mismo tiempo, no nos produce ninguna sorpresa. Nos hallamos una vez más ante la crónica de un resultado anunciado.

 

Las comparaciones con su último predecesor en sufrir el mismo proceso de escarnio público, Bill Clinton, son inevitables y permiten apreciar el carácter cuasi esquizofrénico de la sociedad norteamericana.

 

El proceso contra Clinton tiene su base en la moral puritana subyacente en la conciencia colectiva estadounidense; abiertos para cuestiones relativas a la libertad de religión y de expresión, se vuelven de una cerrazón rayana en el fanatismo cuando el sexo hace su aparición. Poco importa si el político afectado es un buen gestor, lo que cuenta es que sea moralmente intachable. Lo que en Europa no habría pasado de una infidelidad que debería quedar en el ámbito privado de los afectados, se convirtió en asunto de estado que a punto estuvo de costarle la presidencia.

 

Trump no puede presumir de ser un hombre de moral intachable, ni siquiera de ser un hombre agradable; su pasado mujeriego es de dominio público, así como sus salidas de tono en relación a las mujeres; su carácter es histriónico e impulsivo; sus faltas de respeto a la oposición y, especialmente, a la prensa crítica con su persona y gestión, son una verdadera marca de fábrica. Sin embargo, nada de eso parece importar.

 

Increiblemente, todas esas "virtudes" de Trump no le han restado popularidad alguna ni le han causado la mitad de problemas que a Clinton. El presidente estadounidense mantiene un amplio apoyo de aquellos que le auparon a la presidencia, lo que, unido a la debilidad de la oposición demócrata, le ha permitido salvar con una relativa tranquilidad el trámite del impeachment ante el Senado, pese a la gravedad de la falta alegada en su contra y las pruebas, de razonable robustez.

 

Es más, las perspectivas de Trump para ser reelegido son más que positivas, ya que nadie desafía su liderazgo al interno del Partido Republicano, ni mucho menos desde la oposición demócrata, incapaz de encontrar un candidato carismático que logre aglutinar un apoyo suficiente como para desbancarle.

 

Nos guste o no, tocara hacernos a la idea de que tenemos Trump para rato; otros cuatro años, gracias a una efectiva limitación a dos mandatos que nadie en Estados Unidos desea ver cambiada.

 *Abogado y politólogo