| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Siguiente debate, los sueldos

Tras los nombramientos para el tercer escalón del Consell llegarán nuevos debates.

| Vicente Climent Edición Valencia

El Consell ha ampliado su estructura. Ha pasado de 10 a 12 departamentos, de 21 a 29 secretarías autonómicas más Abogacía e Intervención (Pedro Sánchez tiene 24 secretarías de Estado), se presume que por cada 'viceconsellería' habrá al menos dos direcciones generales, y se baraja que el número de asesores o personal eventual pase de 74 a casi 100.

Estaríamos ante un intelectualmente poco sostenible incremento del gasto en estructura -ni siquiera con el recurso a la hemeroteca o con el de la supresión de otros 12 'órganos superiores'- que incluso en el Botànic no se esfuerzan en ocultar que es debido a la necesidad de contentar a todos los socios de gobierno tras la entrada de Unides Podem.

En esa línea, el Pacte del Botànic II prevé también la creación de 9 nuevos organismos dependientes de la Generalitat. Y ya empiezan a escucharse voces que desde dentro se plantean la necesidad de mejorar los sueldos en algunos niveles, e incluso proponen -de momento tímidamente- crear un nuevo cargo de súperasesor con el que poder captar talento de la Administración (funcionarios que no pierdan dinero por pasar a puestos políticos) o de la empresa privada.

Ximo Puig y Mónica Oltra, con sólo los dos primeros escalones concretados, se han esforzado en intentar convencer a la ciudadanía de que el incremento en los costes respecto de su anterior mandato es ridículo. El presidente llegó a cifrar el coste de las 12 consellerías en “10 millones de euros anuales, es decir, el 0,0001 por cien de los presupuestos que gestiona la Generalitat Valenciana". La vicepresidenta primera justificaba el 'sobrecoste' en los dos primeros escalones en la “necesidad de atender a todos los valencianos y valencianas”. Oltra parecía dar a entender que hasta ahora había valencianos y valencianas sin atender por el Consell.

Todo este debate se abre, tras un primer Botànic que trataba de poner ejemplaridad, austeridad y distancia con anteriores Consells, en un momento que sigue siendo difícil para la economía de la Generalitat. La supervivencia de la administración autonómica está en manos del FLA con que le asiste el Gobierno de Sánchez. Y Sánchez, como se sabe, no es especialmente 'fan' de Ximo Puig. De hecho el Ejecutivo central ya ha lanzado sus primeras advertencias sobre los gastos farmacéuticos valencianos. Según el propio Plan de Ajuste valenciano, en 2018 la Generalitat gastó 1.130 millones más de los que tenía previstos, con una deuda que roza los 47.000 millones.