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Otos
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El primer reloj público de Europa estuvo en Valencia

A finales del siglo XIV, Valencia colocaba en el campanario de su catedral el primer reloj público de España y Europa.

| Vicente Javier Más Edición Valencia

Se coronaba así una tradición milenaria de medir el tiempo cuyos restos se remontan, al menos, a finales del imperio romano, con el reloj de sol de Ador.

El reino de Valencia estaba a punto de entrar en su pleno esplendor, en su etapa imperial. La cultura se expandía a toda velocidad y el poder de la capital del Turia se abría paso en la Corona de Aragón.

En 1378 se instalaba de forma pública en el campanario de la catedral de Valencia un reloj público, el primero de toda España. Se trataba de una gran esfera que marcaba las 24 horas del día y disponía de una campana para señalar cada sesenta minutos. El reloj fue diseñado por un alemán, de nombre Juan, por mandato del obispo de la ciudad.

A este ingenio del tiempo le siguieron rápidamente otros por toda la ciudad. Dos décadas y media después, en 1403, el antiguo Ayuntamiento de la ciudad instalaba un reloj público manual. Dos hombres, cada sesenta minutos, se encargaban de hacer sonar las campanas. Justo el mismo tiempo tardó en instalarse el del campanario del Micalet, en 1426, aunque algunos problemas técnicos llevaron hasta unos años más tarde su puesta en marcha.

Y es que, la relojería ha estado presente en nuestra Comunidad durante milenios. El resto más antiguo que se ha encontrado hoy día es el de Ador. En este pequeño pueblo del sur de la provincia de Valencia se halló un resto de reloj solar de la época del imperio romano. Una piedra que, en principio, marcó las horas hace casi 1.700 años.

Otra pequeña población, ya en nuestros días, se ha hecho famosa por revivir con intensidad los relojes de sol. Se trata de Otos, en la Vall d’Albaida, donde la proliferación de este tipo de medición del tiempo se ha convertido en arte. Hasta el punto de que artistas como Andreu Alfaro, Antoni Miró, Manuel Boix y Artur Heras han diseñado relojes que lucen entre las casas y calles de la ciudad.

El primer reloj público de España, el de Valencia, venía a poner orden en las diferencias existían de una ciudad a otra cuando se regían por los relojes solares. Por poner un ejemplo, de Castellón a Valencia existen bastantes segundos de diferencia; o entre Valencia y Madrid, existe hasta un cuarto de hora de diferencia. De esta forma, el reloj solar que todavía luce fachada de la iglesia de Catí no marcaba el mismo horario que el de Denia.

En 1378 reinaba aún Pedro IV el Ceremonioso en la Corona de Aragón y en el Reino de Valencia. Sin embargo, la fuerza económica, cultural y política que iba aquilatando la capital del Turia y sus territorios comenzaba ya a vislumbrarse.

Ese mismo año, sin ir más lejos, nacía el primer papa español y valenciano de la historia, Alfonso de Borja, que reinaría en la cristiandad con el sobrenombre de Calixto III. El reino de Valencia acaba de incorporar territorios en la actual región de Murcia y algunos de nuestros más insignes militares partían hacia Oriente para conquistar tierras en el Mediterráneo.

Mientras Valencia era el referente de la Corona de Aragón, Sevilla se convirtió durante esos años en el lugar hacia donde miraba toda Castilla. Su impulso iba paralelo al valenciano, aunque no lograron superarlo.

Tampoco en el tema de la medición pública del tiempo, que se quedó unos años rezagada. Su reloj público, instalado en la mismísima Giralda, data de 1396.

Así pues, Valencia puede seguir mostrando orgullosa haber sido la primera ciudad de Europa en poner en marcha un reloj público para uso de todos los vecinos.

Vicente Javier Más Torrecillas. Académico de la Real Academia de Cultura Valenciana. Doctor en Historia Contemporánea.