| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Ágora Valencia, un pabellón en pleno corazón de Valencia que busca ser un punto de referencia para el diseño valenciano
Ágora Valencia, un pabellón en pleno corazón de Valencia que busca ser un punto de referencia para el diseño valenciano

Valencia Capital Mundial del Diseño. Pabellón o chiringuito

Las ayudas institucionales se sitúan en los cuatro millones y medio, cuando la cifra de participación privada que se ha hecho pública no supera los trescientos mil.

Hay que remontarse a 2018, que es cuando un grupo de diseñadores industriales valencianos comandados y representados por Xavi Calvo y Marisa Gallent, plantearon al Ayuntamiento de Valencia la posibilidad de apoyo a la candidatura de la ciudad a la Capitalidad Mundial del Diseño. La iniciativa del grupo de profesionales que incluía empresarios entre ellos, fue unánimemente aprobada por el Consistorio y devino en el correspondiente convenio de impulso, que se haría posteriormente extensivo a otras administraciones autonómicas y estatales.

El galardón lo otorga la Organización Mundial del Diseño (WOD por sus siglas en inglés) una organización privada sin ánimo de lucro, fundada en 1957 que tuvo su sede en París hasta 1974. Tras once años en Bruselas y veinte en Helsinki, desde 2005 la tiene ahora en Canadá. Agrupa a su vez hasta 170 asociaciones de 40 países distintos y unos 150.000 diseñadores, según afirma su página web, no muy actualizada por cierto.Tampoco destaca su actividad en redes sociales o medios de comunicación.

Sus objetivos giran en torno a la calidad del diseño industrial, entendido de una manera integral que incluye el respeto medioambiental y la ética. Y no son pocas las actividades que desarrolla en la difusión de esos objetivos. Se han añadido, haciéndolos suyos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (OSD).

Los promotores privados valencianos que idearon y protagonizaron un proyecto que despertó el natural entusiasmo entre unos y otros, incluidos los medios de comunicación, habían fundado a su vez la Asociació Valencià Capital del Disseny, una entidad también privada que cuenta como patrocinadores o sponsors, con dos empresas, tres plataformas o asociaciones, tres colegios profesionales, cuatro instituciones oficiales, el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat. Trabajaron duro y la candidatura se convirtió en realidad, relevando a Lille que siguió a México y Taipei.

En diciembre de 2020, al inicio de la primera Navidad de pandemia, se firmó el Convenio entre el Ayuntamiento -y también por acuerdo unánime de los grupos políticos- que incluye la subvención de 2.250.000 euros en tres anualidades con el propósito de “apoyar la colaboración público-privada y las alianzas estratégicas dela cuádrupe hélice” (innovación abierta). El presupuesto de 2021 incluye una subvención de IVACE de 750.000, y el propio conseller Rafael Climent anunció un millón más para este año 2022. Las ayudas institucionales se sitúan en los cuatro millones y medio, cuando la cifra de la participación privada que se ha hecho pública no supera los trescientos mil.

La web oficial del evento -que curiosamente fija como sede social el controvertido Consorcio Valencia 2007 de la Marina- en su escuálida página de trasparencia, sin balance todavía del último ejercicio, muestra una realidad que sitúa la participación privada muy por debajo del 20%. Lo que desequilibra, si no invierte, los términos de la ecuación del objetivo inicial. A juicio de algunas fuentes del sector consultadas, esa indiferencia de una cualificada parte de la empresa valenciana, no es por falta de generosidad o de compromiso con la ciudad, sino por la ausencia de la definición de un resultado en forma de retorno productivo. Es sabido que no se pueden tirar cohetes de los resultados en términos económicos y comerciales de las respectivas capitalidades anteriores, y se consideran poco fundadas las expectativas creadas (“captará la atención de 2 millones de personas y atraerá 200.000 visitantes extranjeros”).

 

No hay razones para que este cronista dude de la calidad del emblemático pabellón anunciado. El prestigio de los profesionales y empresas que intervienen en su diseño y ejecución lo garantiza. Pero conviene tener en cuenta que las subvenciones recibidas, tal y como indica el Convenio suscrito con el Ayuntamiento, comporta obligaciones adjudicatarias que implican convocatorias públicas salvo contratos menores (art. 27 de la Ordenanza de Subvenciones de los Ayuntamientos).

Como convendría que la oposición municipal requiriera una mayor agilidad y trasparencia en el seguimiento de un asunto que no merece, por mucho que lo aparente, descender a la categoría de puro “chiringuito” a costa del erario público. Es decir de los impuestos de los ciudadanos.