| 18 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Museo de Doha
Museo de Doha

Venerables padres de la arquitectura moderna. Muere I M Pei

Muere el autor del Museo de Doha y de esa pieza exquisita de cristal y noble aluminio, que todos conocemos como la pirámide de El Louvre.

Centenario y lúcido, como su predecesor colega brasileño Oscar Niemeyer, ha muerto Ieoh Ming Pei, el robusto arquitecto de frágil figura, que nacido en Cantón (China) se trasladó a EEUU para estudiar arquitectura en el prestigioso IMT, para aprender del gran Marcel Breuer y del fundamental Walter Gropius -imprescindibles Marcelo y Guillermo, en mi lectura temprana de la edición argentina del Giedion- , para enseñar posteriormente en Harvard y para erigirse con justicia en uno de esos venerables padres de la arquitectura actual, o de lo mejor de misma, más bien, porque vemos lo que vemos.

En 1989, doce años después de que viera la luz esa pieza de inmensa responsabilidad en la trayectoria de la arquitectura institucional que fue, que es, el Beaubourg de Renzo Piano y Richard Rogers, el presidente Miterrand, emulando a su antecesor, inauguraba esa pieza exquisita de cristal y noble aluminio, que todos conocemos como la pirámide de El Louvre. Pretender describirla es como pretender fotografiarla. Su esencia más íntima, su belleza profunda, escapa de las palabras y de las imágenes. Va más allá de las formas y el material, es como un anhelo construido, hecho realidad.

Asistimos con preocupación a las posibilidades, y a las primeras propuestas conocidas, de intervención tras el trágico incendio de Notre Dame. He tenido ocasión de auspiciar un seminario de brillantes resultados con los mejores colegas y expertos en la materia en mi laboratorio de proyectos de la UPV. Mi amigo Magín Ruiz de Albornoz confiaría en Portzamparc. Para González Móstoles o Ignacio Bosch lo mejor es ir de la mano de Brandi. Y yo feliz.

Nunca sabremos qué hubiera propuesto, o sancionado, nuestro Pritzker de 1983, entre Kevin Roche y Richard Meier, antes que Hollein y después de Stirling. Llámenme nostálgico, pero qué nombres aquéllos.

Con la vejez he aprendido a admirar ese eclecticismo certero y hermoso de la buena arquitectura y de los buenos arquitectos entregados a su oficio. Alejado de las modas, huidizo del estilo, esquivo de uno propio. El del autor de ese artificio apilado, aterrazado, de esqueleto neoplasticista envuelto por la arena del desierto que es el Museo de Arte Islámico de Doha, devolviendo a la arquitectura de raíces y morfemas religiosos -en el origen de todos los museos- cierto protagonismo en el resultado final de este centro cultural.

El mismo que le permite actuar con la elegancia que radica en las dos obras que su herencia profesional deja en España. La Torre Espacio de la Castellana madrileña y el World Trade Center de Barcelona, inscritas en la mejor arquitectura de las mejores oficinas internacionales de arquitectura terciaria, dan buena cuenta de ello en las “city” de nuestras dos principales ciudades.

Imponente cuando realiza la Bank of China Tower, proyecto iniciado en 1985, cuatro años antes de la construcción de la Pirámide, y que terminará un año más tarde. He podido conocer los dos y las emociones han corrido parejas. Es el dominio de la escala, de la proporción, lo que es esencia de la arquitectura e indicador de su dominio.

Ando peleando en mi propio departamento universitario en estos tiempos inciertos, preocupado por la pérdida de calidad de la docencia de proyectos, por el inoportuno alejamiento de los profesores de la obra construida, por la importancia de los asociados de prestigio … y encuentro consuelo en el recuerdo de la Embajada de Estados Unidos en mi querido Montevideo, una pieza soberbia que pone en valor toda esa buena arquitectura tardoracionalista que puntea la costera junto al río de la Plata. O en el plácido disfrute de esa ola que se mece o se columpia, la Vawe Rock de Hyderabad, como si de un susurro de Shiva se tratara, o del ondular de las olas lacustres de Kerala.

Resultaría excesivo citar aquí las piezas maestras que fueron jalonando su trayectoria, desde la Biblioteca y Museo que lleva el nombre de JFK en Boston, pasando por la torre EDIF en el parisino conjunto de la Defense. Como resulta costoso esforzarse, Pei siempre lo hizo, en el reconocimiento del lugar y en su respeto. Acariciando el territorio -mis estudiantes lo conocen- con el mimo puesto sobre la piel del amado … o de la amada.

Lloraremos tu muerte mientras volveremos a aprender con tu obra.

* José María Lozano Velasco es catedrático de arquitectura de la UPV