| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Tree
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Ser casa de acogida

Si nunca has convivido con un animal, es una forma de acostumbrarte a hacerlo sin la presión de asumir esa responsabilidad para toda la vida

| Raquel Aguilar * Edición Valencia

Sólo en la provincia de Valencia hay más de 100 entidades de protección animal.

Este dato es un indicador de la terrible situación que viven los animales en la Comunitat Valenciana, cuya arcaica ley de protección animal tiene casi 30 años y permite que los animales abandonados sean ejecutados en frías perreras, pagadas con nuestros impuestos.

Como podrás imaginar, las ayudas a las entidades de protección animal son prácticamente nulas, de modo que estas organizaciones deben conseguir a base de donaciones de particulares salvar de la muerte a todos los animales que pueden.

Y para ello hace falta mucho dinero.

Y faltan espacios en que poder mantener a esos animales. Hacen falta refugios.

Son muy pocas las protectoras que tienen refugio. Tener un refugio implica disponer de un terreno, acondicionarlo, conseguir la declaración de núcleo zoológico (trámite que tarda una media de 2 años en obtenerse) y mantener esas instalaciones, además de mantener a los animales que pasarán allí un tiempo, desgraciadamente más largo que corto.

Y eso es muy complicado de conseguir sin ayuda pública.

Porque hay que recordar que estas organizaciones no tienen ánimo de lucro. No son empresas que hacen negocio con los animales. Son entidades que están resolviendo, a cambio de nada, un problema social al que las administraciones dan la espalda.

Por este motivo, la mayoría de protectoras, para poder sacar de la calle a los animales, se ayudan de casas de acogida.

Las casas de acogida son hogares temporales para los animales de la calle o aquellos que, aunque se encuentran en un refugio, necesitan cuidados especiales, por ejemplo, tras una operación. En estas casas permanecen y reciben todo tipo de cuidados hasta que son adoptados, o se encuentran en condiciones de volver al refugio. Sin las casas de acogida muchísimos animales no tendrían ninguna oportunidad.

Ser casa de acogida te permite también conocer a un animal. Es más, muchas casas de acogida terminan adoptando a ese perro o gato con el que han convivido y con el que han creado un vínculo que no quieren romper.

Otra ventaja de ser casa de acogida es que tienes un trato muy continuado con la protectora con la que estás colaborando, de modo que te asesoran y ayudan en todo lo que necesitas.

El gato de la imagen es Tree. Tree es un gato que fue abandonado y vivió en un parking durante 6 meses. No había un lugar donde poderlo llevar, así que vivía a la intemperie. Y ese modo de vida, pasa factura, de manera que su salud fue empeorando hasta que llegó un momento en que, si no salía de la calle, moriría en poco tiempo.

Por suerte, una casa de acogida se ofreció a tenerlo hasta que sea adoptado y gracias a ello, está recibiendo la atención veterinaria y los cuidados necesarios para su recuperación. Tree es ahora otro gato. Está feliz, confiado y agradecido.

Ser casa de acogida ayuda a salvar vidas.

Por este motivo, yo te invito a que contactes con una protectora cercana y te ofrezcas para ello.

Si nunca has convivido con un animal, es una forma de acostumbrarte a hacerlo sin la presión de asumir esa responsabilidad para toda la vida.

Si no tienes recursos económicos para responsabilizarte de un animal, pero tienes espacio, tiempo y puedes cuidar de un animal, es una forma de ayudar a las protectoras.

Los animales necesitan ayuda.

Quienes los sacan de la calle necesitan ayuda.

Una forma de ayudarles es ser casa de acogida.

 

*Coordinadora provincial de PACMA en Valencia.