| 17 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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"Con un poco de suerte, caerán en la cuenta de la transformación que sufre un cierto tipo de turismo de borrachera"
"Con un poco de suerte, caerán en la cuenta de la transformación que sufre un cierto tipo de turismo de borrachera"

Los echaremos de menos

La pretensión del Reino Unido se resume en intentar mantener casi todos los beneficios de formar parte del club comunitario, restringiendo el margen de actuación de la UE y sin obligaciones

La pandemia global del coronavirus puede haber paralizado la economía mundial, reducido drásticamente las perspectivas de movimiento, trabajo e incluso la ilusión de la gente, pero existen muchas cosas que siguen adelante pese a todo, aunque hayan sido parcialmente olvidadas por un tiempo; una de estas cosas es el Brexit.

 

Quedan ahora mismo menos de seis meses para que llegue la fecha fatal en que terminará el periodo de transición en que estamos ahora mismo, en que los británicos han seguido disfrutando de las ventajas de la Unión, igual que los europeos residentes en Reino Unido. Nada hace pensar que se vaya a producir un milagro de última hora ni una epifanía moral en forma de nuevo referendum para revertir el lío en que se encuentran inmersos.

 

Lamentablemente, tampoco parece haberse avanzado en las negociaciones con la Unión sobre como quedará la relación posterior a la ruptura. Hace solo unos días, el negociador de la Unión Europea para la relación con el Reino Unido, Michel Barni, calificaba directamente de inaceptables las propuestas británicas referentes al sector financiero. Su pretensión puede ser resumida en intentar mantener casi todos los beneficios de formar parte del club comunitario, restringiendo el margen de actuación de la UE, pero sin ninguna obligación.

 

Para pintar un panorama todavía más negro, el gobierno británico no parece dispuesto a solicitar un prórroga, prefiriendo un Brexit duro que colocaría al país en la situación de tercero a todos los niveles.

 

Algunos británicos previsores ya han echado mano de árbol genealógicos para lograr otra nacionalidad europea que complemente la británica y les permita mantener sus derechos como ciudadanos europeos. Este número sospecho que es más grande entre los europeístas que votaron contra el Brexit que entre aquellos que optaron por la salida. La razón es bastante simple: los primeros eran conscientes de lo que estaba en juego; los segundos, todavía no lo saben o no quieren admitirlo.

 

Este puede ser el último verano en algún tiempo en que un considerable número de británicos que únicamente gocen de pasaporte de ese país, acudan a España y otros destinos europeos en gran número.

Puede resultar, sin embargo, una experiencia enriquecedora y de autodescubrimiento para los británicos el disfrutar de sus vacaciones sin salir del país. Con un poco de suerte, caerán en la cuenta de la transformación que sufre un cierto tipo de turismo de borrachera que como una plaga bíblica asola muchas localidades de costa españolas.

 

Les echaremos de menos.

 *Abogado y politólogo.