| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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¿Feliz? Navidad: mira lo que de verdad esconde tu plato

No hay comida o cena que se precie estos días en que las bandejas repletas de animales o trozos de ellos falten. Consumimos los cadáveres de animales

| Raquel Aguilar * Edición Valencia

Estos son días de consumo.

Son días de regalar, de calles iluminadas, de cenas de empresa, comidas con familiares, amistades,...

Consumimos en exceso recursos energéticos y productos de todo tipo entre los que se encuentran los animales.

Y es que no hay comida o cena que se precie estos días en que las bandejas repletas de animales o trozos de ellos falten.

Brindamos por la paz y la felicidad, nos acordamos de quienes ya no están y nos invade de una forma especial la solidaridad durante estos días mientras consumimos los cadáveres de unos animales a los que les hemos hecho vivir un infierno antes de llegar a nuestros platos.

¿Sabías que estos días se ejecutan en mataderos en torno al 35% de los animales que se consumen en todo el año en nuestro país?

¿Sabías que un gran porcentaje de ellos son bebés? ¿O es que no lo son los lechales y los cochinillos?

Eso, por no hablar de toneladas de peces y otros animales marinos, que estos días suponen un especial reclamo culinario.

¿Te has planteado que parte de ellos terminarán en la basura porque no somos capaces de comer todo lo que servimos en nuestras mesas?

Y es que nos planteamos que detrás de cada filete, de cada “pescado”, hay un ser único e irrepetible, con intereses propios, al que se le ha negado la libertad, la dignidad y lo más preciado que los animales tenemos, nuestra propia vida.

Precisamente estos días, una empresa cárnica ha lanzado un anuncio apelando a que, aunque las noticias falsas tienen más éxito que las reales, la verdad es lo único que importa, aunque duela.

Resulta cínico el mensaje, porque justo esto, lanzar fake news, es lo que la industria cárnica lleva décadas haciendo. Y buena razón tiene al valorar su calado en la sociedad. Disociando el producto de su origen (o acaso ¿que nos venden, los músculos de un cadáver o un entrecot?), justificando la necesidad de consumir animales para nuestra salud (¿o quién crees que paga los contrainformes para combatir los estudios científicos que advierten sobre los perjuicios del consumo de carne?), publicitando el falso mimo que reciben los animales en impolutas granjas (que en algunos casos, hasta tienen un granjero cantautor que les dice lo preciosos que son... nada más alejado de la realidad) y creando infranqueables muros que impiden mostrar lo que ocurre dentro de explotaciones ganaderas y mataderos, porque tienen muy asumido el principio básico del marketing: lo que no se ve, no existe. Y esta verdad, sí que duele.

Y es que si no vemos el terror, sufrimiento y la vida de miseria que tienen los animales considerados de consumo, si no reconocemos a los animales en nuestro plato y además, pensamos que es necesario comerlos, ¿cómo vamos a empatizar con ellos? ¿quién va a excluirlos de su dieta?

A tí, que me estás leyendo, te pido que reflexiones. Que veas lo que de verdad esconde tu plato. En realidad algo sabes, aunque tal vez nunca te has parado a pensarlo. Es difícil hacerlo cuando se ha convertido en algo tan rutinario y cotidiano. Y cuando caes en la cuenta, es duro asumir la responsabilidad y pasar a la acción. Es complejo ir a contracorriente y es más fácil pensar en otra cosa, de modo que la realidad vuelva a quedar sepultada.

No te culpo por ello. Así funciona nuestra mente. Evitando aquello que requiera esfuerzo.

Sin embargo, te invito a que lo intentes. Merece la pena. Por suerte, hay mil alternativas saludables, económicas y deliciosas frente a comer animales. Puedes encontrar información en numerosas webs y redes sociales, con tan solo un click.

Te propongo que al menos un día de estas navidades, optes por un menú libre de sufrimiento animal. Verás que no es tan complejo y te sorprenderá el resultado.

De antemano, te doy las gracias porque sé que vas a intentarlo. Con tu gesto todos, también los animales, podremos tener una “Feliz Navidad”.

*Coordinadora de PACMA en la provincia de Valencia