| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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La ciudad no es para mí. Lío de faldas

A quien nada puede repugnar más que la violencia a la mujer, su maltrato o su desprecio. Tanto como lo que me aleja de la militancia feminista. Más, de la llamada ideología de género.

| JM Felix Edición Valencia

Asumo el riesgo que supone adentrarse en este jardín. Hasta al título se le puede sacar punta si la lectura es literal o si se interpreta de forma torticera.

Lo propio es preguntar a quien afirma, que en este caso soy yo. A quien nada puede repugnar más que la violencia a la mujer, su maltrato o su desprecio. Tanto como lo que me aleja de la militancia feminista. Militancia al fin y al cabo, como cualquier otra, sujeta a consignas y simplificaciones. Más, todavía, me separo de la llamada ideología de género, fueren cuales fueren las complejas derivadas que contiene.

Les han preguntado por cierto a los líderes de VOX, por activa y por pasiva acerca de su machismo (extremo machismo le ha llamado un antiguo falangista) y pese a salir airosos con la fórmula incluyente –del hombre- el mantra de la izquierda acrecienta volumen monotemático.

El machismo … un asunto complejo que ha vertido ríos de tinta en la literatura universal. Menos, en la científica. Siempre tratado con el debido cinismo y la hipocresía social de las virtudes públicas que caracterizan lo políticamente correcto. Bien lo supo Miklós Jancsó.

Del machismo del chiste popular o del de la fiscal en funciones de ministra de justicia … ¿De qué machismo estamos hablando?

El machismo asqueroso, vergonzoso y delictivo del maltratador, del violento, del que abusa de autoridad o status, debe ser directamente delictivo.

Es cierto que somos muchos los escépticos con la eficiencia de nuestra justicia ordinaria y en consecuencia es más que oportuna la existencia de juzgados específicos. Reforzarlos no será medida que incomode a ideología alguna. (Dicho sea sin ánimo de señalar).

Es más que curioso que VOX –no me acostumbre a llamarlos verdes- haya elegido tan espinoso tema para hacer notar su futura autoridad en el parlamento andaluz. Me da que lo ha utilizado como un altavoz para explicitar su postura y quitarse el sanbenito.

También me ha sonado a pelea provocada para escenificar después la reconciliación. Más allá de un pacto.

Y munición para el máster chef de la opinion poll nacional, que si pilla el dato a tiempo los deja sin votos de electoras en toda España.

No cabe en cabeza alguna que se escatime un solo esfuerzo en la lucha real contra la violencia sobre la mujer. Nadie, ni en público ni en privado, se atrevería a decirlo so pena de quedar como un malvado o un necio. O ambas cosas a la vez.

Aunque los matices, los tecnicismos y las formas son muy diversos. Más eficaces unos, más volátiles otros.

Y para faldas más que respetables las de Rita Barberá. Esas sí que eran faldas. Bien lo debe recordar, a su pesar, el sucio edil de Compromís que sigue manchando su memoria.