El Botànic aprueba los presupuestos pero deja en el 'limbo' los interrogantes

El Gobierno valenciano ha aprobado, por séptimo año consecutivo, unos presupuestos en tiempo y forma que ascenderán a los 27.967 millones de cara a 2022, lo que supone un incremento del 9,1%  respecto al ejercicio anterior y las cuentas más altas en la historia de la Generalitat. Este año, eso sí, marcado por una tensa negociación que ha derivado hacia la creación de una ‘comisión ad hoc’ a petición de la vicepresidenta Mónica Oltra para evitar sorpresas de última hora y por los múltiples interrogantes que deja sin resolver en el medio y largo plazo. Estos últimos a causa de los 2.336 millones de fondos ficticios que aparecen desglosados en dos partidas reivindicativas al Gobierno central:  1.336 millones de la infrafinanciación y 1.000 millones para impulsar el gasto social reforzado en concepto de Fondo de Transición hacia la Nueva Normalidad, que saldría de prolongar los fondos covid.

Tras un acalorado debate que se ha prolongado durante más de cuatro horas, el parlamento valenciano ha dado luz verde a las cuentas con los votos a favor de los grupos del Botànic (PSPV-Compromís-Unides Podem) y el rechazo de la oposición. PP y Vox han vuelto a negar su apoyo, mientras Ciudadanos ha pasado de abstenerse el año pasado a dar su ‘no’. Un resultado que permite al Ejecutivo encarar la recta final de legislatura con una imagen de estabilidad y cohesión, a pesar de los tira y afloja del tripartito en torno a la inclusión de la violencia obstétrica en la ley de acompañamiento de los presupuestos y la polémica aprobación de la tasa turística.

No en vano, el ‘president’ de la Generalitat, Ximo Puig, ha querido destacar este "ejemplo de estabilidad" materializado a través de las cuentas públicas que cobra "todavía más relevancia" en actual escenario autonómico y en un contexto de crisis generada por la pandemia de COVID-19. "La manera de resistir y de ser capaces de recuperarnos es que haya una situación política lo más estable posible y la mayor cohesión y unidad en la sociedad", defiende el jefe del Consell.

Una tesis similar a la defendida por su mano derecha en Les Corts, Manolo Mata, quien se ha vanagloriado de ser la autonomía que “tiene un presupuesto antes que nadie", lo que demuestra “la importancia de la política en tiempos tan difíciles''. "Otros gobiernos siguen sin poder aprobar las cuentas, mientras que las aprobadas en las Corts Valencianes buscan que nadie se quede atrás", sentencia.

La portavoz del PP, María José Catalá, ha hecho hincapié durante su intervención al aumento de los precios, a las esperas para una PCR o a la incertidumbre que genera en miles de familias el nuevo ERE de Ford. También reprocha al Botànic que suba el sueldo un 2% a los altos cargos y rebaje el dinero de Sanidad o Política Social y pide una bajada de impuestos frente a una izquierda que ha pasado una apisonadora ideológica. Catalá, además, ha destacado que los tres partidos del Gobierno valenciano se han negado a bajar impuestos y ha recordado que su partido presentó más de 1.500 enmiendas dirigidas a reducir la carga fiscal sobre los valencianos.

La portavoz de Ciudadanos, Ruth Merino, ha lamentado “la falta de diálogo” y ha denunciado que “Puig, mucho tender la mano, pero a la hora de la verdad, es el jefe del Consell del rodillo”. En esta línea, Merino ha considerado que los presupuestos reflejan que el Consell “no tiene un proyecto político capaz de impulsar el potencial de la Comunidad Valenciana” y, por ello, “Ciudadanos vota no a engañar a los valencianos con políticas que nunca llegarán, vota no a más deuda pública y vota no a regar con subvenciones a las entidades que no respetan nuestro Estatut".

Por su parte, Vox, a través también de su síndica portavoz la alicantina Ana Vega, ha defendido que no son las cuentas que los valencianos necesitan y ha destacado también que sí son los presupuestos “del socialismo sectario, del separatismo más excluyente y del comunismo más rancio”. También ha resaltado que son unos presupuestos para la Agenda 2030. “Son una mentira”, concluye de forma escueta.