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Locomóvil
Locomóvil

Un valenciano inventó el coche eléctrico en España, ¡en el siglo XIX!

La automoción, antes de la llegada de Ford a la Comunidad, formó parte también del emprendimiento industrial y científico. La avanzadilla la pondría Valentín Silvestre con el “locomóvil".

| Vicente Javier Más Edición Valencia

La automoción, antes de la llegada de Ford a la Comunidad Valenciana, formó parte también del emprendimiento industrial y científico. La avanzadilla la pondría el poco reconocido inventor Valentín Silvestre, que con el “locomóvil” a vapor abriría el camino para que, años más tarde, en 1898 Emilio de la Cuadra inventase y construyese en España el primer vehículo eléctrico.

El coche eléctrico se ha convertido en la apuesta tecnológica para el transporte individual y colectivo de los próximos años. Las electrolineras se expanden mientras todas las marcas de automóviles han decidido ya que el coche eléctrico pase de ser alternativa a realidad para los ciudadanos. Sin embargo, esta tecnología, que parece haber surgido hace sólo unos lustros, tiene más de siglo y medio. Y quizás pocos saben también que el primer impulsor y desarrollador de esta tecnología en España fue el valenciano Emilio de la Cuadra Albiol.

Este empresario e ingeniero desarrolló en 1898 el primer vehículo impulsado por un motor eléctrico. Tres prototipos, un camión, un coche y un autobús, fueron las propuestas del valenciano para ser alternativa al emergente petróleo que amenazaba con ocuparlo todo. La Segunda Revolución Industrial se encargó de aupar al vehículo y a la gasolina al Olimpo de la energía y el transporte. Sin embargo, De la Cuadra prosiguió en su empeño eléctrico y, en 1899 ponía a rodar por las calles de Barcelona el primer coche eléctrico. Tan sólo 5 kilómetros de autonomía.

Pero el valenciano no se rendiría. Al año siguiente se puso manos a la obra para desarrollar el primer autobús eléctrico.

Como las baterías no eran suficiente para dar autonomía al vehículo, incluyó también un motor de explosión, creando el primer híbrido del planeta. El autobús, que había sido un encargo del Hotel Oriente de las Ramblas, en Barcelona, fue un fracaso. Apenas rodó unos metros cuando salió de la fábrica. Uno de los principales acreedores de la aventura empresarial del valenciano se quedó con la fábrica, creando una nueva sociedad. No tendría mucha mejor fortuna. Sin embargo, del fracaso de ambas surgiría el germen de la posterior Hispano-Suiza, que se convirtió en una marca de referencia en el automovilismo europeo.

El emprendimiento en el tema de la automoción no fue un hecho aislado en la Comunidad Valenciana. Uno de los casos más llamativos fue el del inventor, poco reconocido hoy día, Valentín Silvestre Fombuena. Este veinteañero inteligente y proactivo fue capaz de estudiar, planificar y desarrollar él solo un automóvil que funcionaba a vapor en 1851, nada más y nada menos. Era el primer coche que se pensaba como tal en España.

Valentín desarrolló un “locomóvil”, como se les llamaba en la época, de cuatro ruedas y tracción delantera. El joven era natural de Llíria y se había ganado cierta fama al inventar artilugios ortopédicos y diferentes tipos de relojes. Así que se puso manos a la obra y logró construir el coche a vapor. Pero su invento no pudo atraer la atención comercial de la clase media valenciana, lo que impidió su triunfo empresarial y la fama internacional que le pertenecía. Años después, en 1857, se verían por los caminos de Tarragona vehículos a vapor de desarrollo similar al del valenciano. Y en 1860, en Valladolid.

Aunque el primer coche matriculado en Valencia se registró en abril de 1902, a nombre de Francisco Garcés Marcilla, la industria del automóvil en la Comunidad debería esperar hasta los años 60 para desarrollar vehículos de marca propia. En esta ocasión se trataba de automóviles muy pequeños, de poco peso, al estilo del famoso biscuter. Pero tampoco tuvieron un recorrido especialmente largo. Sería con la llegada de la Ford a Almusafes, en la segunda mitad del siglo XX, cuando la industria del automóvil se convertiría en un motor importante de la economía valenciana. Pero eso es otra historia.

Vicente Javier Más Torrecillas. Académico de la Real Academia de Cultura Valenciana. Doctor en Historia Contemporánea.