| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Mónica Oltra (Compromís), Ximo Puig (PSOE) y Rubén Martínez Dalmau (Podemos)
Mónica Oltra (Compromís), Ximo Puig (PSOE) y Rubén Martínez Dalmau (Podemos)

La estrategia de ser el primero ante el desgaste político en el Botànic II

Naira Davó denunció públicamente que vive sus últimas horas como síndica de Podem, mientras que Mónica Oltra exige medidas más contundentes al Consell del que es portavoz y vicepresidenta

| H.G. Edición Valencia

"Es preferible ser el primero que ser el mejor", asegura el veterano experto en mercadotecnia Al Ries en una sentencia que constituye ya una frase básica en el manual de marketing de muchos asesores de partidos políticos. Literalmente afirma que "es mejor", pero en castellano incurriríamos en una repetición del mismo término en la frase, por lo que he optado por sustituirlo.

En cualquier caso, esa intención de "ser el primero" hemos observado durante esta semana cómo algunos partidos la han llevado al extremo. Incluso algunos políticos, en casos particulares, han preferido anticiparse a ese ataque y ser los primeros en denunciar o reconocer algo, para tratar de diluir una acción suya que iba a ser desvelada o tenían constancia de una posible acometida desde otros partidos o desde el suyo propio.

Un ejemplo claro ha sido el de Naiara Davó, que se ha adelantado al anuncio de su destitución como síndica de Unides Podem. La portavoz en Les Corts aparentemente ha pecado de ilusa durante casi medio año. Desde que perdió -aunque fuera por la mínima- en la pugna por la coordinación de su formación con Pilar Lima estaba sentenciada. No habría clemencia para los derrotados, aunque fueran conmilitones. Podemos constituye una suerte de remedo moderno del Saturno de la mitología romana, insaciable devorador de sus hijos, como con tanta elocuencia visual retrató nuestro castizo pintor Goya en el cuadro casi homónimo.

Alea iacta est, afirmó el celebérrimo Julio César (según el historiador Suetonio) cuando cruzó el río Rubicón para enfrentarse al senado de Roma. Sí, la suerte estaba echada para Davó. Por mucho que en el último semestre haya radicalizado su mensaje para convertirlo en calco del habitual del máximo responsable de Unidas Podemos. Pero claro, era el calco, no la Naiara del primer año del Botànic, más partidaria de posturas conciliadoras. El original, la réplica exacta del discurso pabloiglesista, siempre ha tenido su rostro en Lima.  Y Unidas Podemos no da margen para más que réplicas exactas, clónicas (véase a Rafa Mayoral o Ione Belarra).

Mónica Oltra, la vicepresidenta del Consell, lleva varias semanas aplicando esa máxima marquetiniana de ser la primera. Su cargo la señala como segunda máxima responsable con la gestión del ejecutivo valenciano; no obstante, sus declaraciones la convierten, en la práctica, en una de las principales opositoras. ¿El enemigo en casa o el pepito grillo que agita la conciencia del segundo Botànic?

De hecho, esta misma semana, en una de esas apariciones televisivas a escala nacional en las que algunos de nuestros políticos sueltan frases que no las dicen en "casa", ha afirmado que la Comunidad Valenciana está "rengueando" con el covid-19. Más o menos equivale a señalar que existe indecisión en las medidas a aplicar. Y quien las está decidiendo (o no, según Oltra y aquellos que no se cansan de repetir el mantra del confinamiento total que tan estupefactos nos dejó cuando nos lo decretaron en marzo de 2020) es el propio president de la Generalitat.

Sí, Ximo Puig, el secretario general del principal socio político de Compromís, el PSPV-PSOE. La persona con la que Oltra tuvo una reunión casi nocturna hace ya un mes de la que nada se supo y que parece que de poco, aparentemente, les sirvió para atenuar diferencias. 

Compromís, acusada durante el confinamiento de haber desaparecido de la gestión, busca el protagonismo en esta tercera ola con declaraciones diarias pidiendo más restricciones. Con palabras más que hechos. Por los cargos que ocupan, de lo que ocurra tendrán responsabilidad. Quizás por eso, para exonerarse en un hipotético futuro todavía más dramático, apelan a la exoneración pública de culpa con el manido "yo ya lo advertí". 

De la vicepresidencia a la oposición

Eso, en boca de PP, Ciudadanos o Vox, que están en la oposición, tendría su lógica. No obstante, en el caso de Compromís, que sí gobierna, chirría. Sobre todo cuando observas que la propia vicepresidenta ejerce de portavoz del gobierno valenciano, habla en su nombre cada viernes al concluir el pleno del Consell. Pese a lo cual no duda en actuar como una suerte de némesis contra la propia coalición de la que forma parte.

Expediente a los tres alcaldes prevacunados

Eso sí, en algún momento, como en su reprimenda a los tres alcaldes socialistas que ya han recibido la administración de la vacuna contra el covid-19, la anticipación de Oltra en la reprimenda le ha venido bien al propio Puig, que se la ha ahorrado públicamente. El viernes se la ha dado la vicepresidenta y este sábado el partido les ha abierto expediente. "La decisión de aceptar vacunas no responde a los criterios de responsabilidad que se le exigen a un cargo público", indica el PSPV-PSOE en un comunicado.

En cualquier caso, y con perspectiva de pasado y de historia política (recuérdese la destructiva lucha interna entre zaplanistas y campistas que hundió al no tan lejano PP de las mayorías absolutas en la Comunidad Valenciana) recordaría la frase tuitera que escribió José Muñoz, vicesecretario de organización del PSPV-PSOE, esta misma semana: "Algunos siguen empeñados en equivocarse de adversario. Luego vendrán las lamentaciones". Suena a augurio de los que profería el adivino griego Tiresias, célebre por sus aciertos.