| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

Ford vuelve a estornudar

| Fernando Ferrando Edición Valencia

Ford anuncia otra reducción de plantilla. La planta de Almussafes va menguando poco a poco arrastrada por la crisis del sector y de la propia marca. Tampoco ayuda a su viabilidad la hostilidad con la que España trata a sus empresas. Añádase a todo eso las declaraciones de nuestros responsables políticos criminalizando el uso del automóvil, y será fácil concluir que lo Ford es la crónica de una muerte anunciada.

El tejido industrial valenciano se fue al garate con el siglo XX. Le sustituyó el ladrillo, que se fue detrás con las crisis del 2008, llevándose consigo nuestro tejido financiero. Ahora nos queda la Ford, el turismo y el sector agroalimentario empujado por Mercadona. Eso y algunas empresas aisladas que funcionan como un tiro pagan los sueldos del elefantiásico sector público valenciano. Si cae Ford, nos vamos a la cola de la cola de Europa. Y Ford caerá, tardará más o menos, pero al final caerá.

La pregunta es, ¿hay alguien en el Consell preparando a esta Comunidad para reducir el impacto de un posible cierre de la planta de Almussafes?, ¿estamos planificando el desarrollo de algún sector industrial capaz de sustituir al de la automoción? Más allá de las palabras bienintencionadas que han ido dando los sucesivos presidentes de la Generalitat desde 2088, frases tales como “Almussafes tiene futuro” y cosas así, no hay nada. No hay política industrial que valga. No hay colaboración público-privada para encontrar nuevas fuentes de generación de riqueza que devuelvan a esta Comunidad las glorias pasadas.

El gobierno del Botánico vino para cambiarlo todo, entre otras cosas para cambiar la economía valenciana y hacerla más sostenible. Hasta la fecha eso se ha traducido en algunos mercadillos de verduras ecológicas, en el aumento de las ventas de bicicletas y poco más. Sólo hay una cosa menos sostenible que una economía basada en las energías fósiles y contaminantes; una economía arruinada.