| 04 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Las explicaciones de Oltra no aclaran un caso que cada vez se enreda más
Las explicaciones de Oltra no aclaran un caso que cada vez se enreda más

Oltra: de "pato cojo" a seguir el camino del expresidente Camps

La petición al TSJ para que la impute va cerrando una tela de araña en la que la vicepresidenta ha caído por una serie de errores y contradicciones

| Á. E. Edición Valencia

Pato rengo o, más comúnmente, pato cojo es un término del argot político anglosajón que se utiliza para nombrar, con cierto menosprecio, a alguien en un cargo electo para quien se aproxima la fecha en que debe dejarlo y que en muchos casos su partido ya ha elegido su sucesor. En sentido literal, la expresión hace referencia a un pato que no es capaz de seguir el ritmo de la bandada, por lo que se convierte en blanco de depredadores.

¿Se encuentra la vicepresidenta Mónica Oltra en esta situación? De momento, la coalición que lidera y portavocía, Compromís, sigue cerrando filas en torno a ella. No obstante, cada día lo tiene más difícil ante el cambio de un hecho decisivo: la decisión del titular del juzgado de Instrucción número 15 de Valencia de pedir al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) la imputación de la vicepresidenta dentro de la investigación a altos cargos de la Conselleria de Igualdad ante el abuso sexual, por el que ha sido condenado, del ex marido de la vicepresidenta a una menor en un centro tutelado.

El asunto resulta tan escabroso como contradictorio para la vicepresidenta. La adalid en la defensa de las personas, que cerró un centro de menores en Segorbe a cargo de unas religiosas por unas denuncias que luego no prosperaron, está quedando en entredicho por el abuso, sentenciado, de su ex marido a una menor en un centro que depende de su conselleria de Políticas Inclusivas. Su talón de Aquiles.

Y su defensa, como cuando el presidente Camps se hallaba acorralado por el regalo de los trajes y sus argumentos eran que solo hablaría ante el juez, se centra en culpar "a la ultraderecha" de una campaña contra ella. Sin más razones de peso que lanzar balones fuera, como el ex molt honorable.

El caso, mal que le pese a la vicepresidenta y a su coalición que sigue sin demostrar contar con un plan B aunque tenga calentando en banda a dirigentes como el conseller Marzà por si debiera de hacer un cambio no previsto, empieza también a salpicar a todo el Consell.

 

Se trata, como el del ex vicepresidente Camps, de un tema fácil de explicar en cualquier tertulia de bar y de culpar. No hablamos de un complicado desfalco, sino de una condena por abuso a una menor que no encontró respaldo en la Administración que depende de Oltra cuando el agresor condenado ha sido su ex marido. Una historia fácil de que cale y salpique. Y en la que va viéndose cada vez más atrapada en la madeja de araña.

Lo curioso es que la vicepresidenta, que en el pasado arremetió de manera furibunda contra el PP ante la más mínima imputación, se halla inmersa en un proceso que ha llegado al actual extremo por una concatenación de fallos.

En el sector de educación social, pese a la condena, se sigue confiando en la inocencia del trabajador, del ex marido. Quienes lo conocen ponen la mano en el fuego por él y aluden a la dificultad de tratar con algunos menores y a acusaciones de estos que en algunos casos se alejan de la realidad, y que pueden llegar a juicio.

Por otra parte, culpan a Conselleria, aunque no a su máxima responsable, sino a la Dirección Territorial, de no haber llevado a cabo los protocolos habilitados ante estos casos. Ni lo trasladaron a Fiscalía ni abrieron expediente de inmediato.

Por tanto, una circunstancia inesperada, con errores en la tramitación que atribuyen a "negligencias y dejadez de profesionales que no son educadores y no conocen este ámbito" y que lamentan que "ha hecho mucho daño a todo el colectivo y le ha restado credibilidad".

Al final, como ocurrió con Camps, Oltra se está viendo acorralada por un proceso judicial que ha saltado por donde menos se lo esperaba y que camina por una senda similar a la que arrastró al que fuera presidente del PP. Camps, ya muy tocado, todavía se presentó una última vez. No obstante, tuvo que renunciar escasos meses después ante su insostenible situación ¿Le ocurrirá también esto a Oltra, su némesis?