| 29 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Los tres finales del cónsul de Tánger

La historia –inacabada- de Juan Potous, que fue cónsul español en  Tánger y que fue espiado por los servicios secretos estadounidenses durante la II Guerra Mundial

| Juanjo Crespo * Edición Valencia

En el año 1923 la ciudad de Tánger se convirtió en un protectorado gobernado de manera conjunta por España, Francia y Gran Bretaña, al que posteriormente, se unieron otras potencias europeas.

Esta situación tan particular hizo de Tánger una ciudad llena de funcionarios y militares de distintos países, comerciantes, diplomáticos, y sí… un auténtico nido de espías en el que todos querían saber qué hacia el otro.

En este contexto hay que situar el año 1940 cuando, aprovechando los éxitos militares de Hitler al comienzo de la guerra, Franco decidió ocupar la ciudad de Tánger y ponerla bajo soberanía española “de facto”.

A finales de 1942, el diplomático Juan Potous, que años atrás ya había sido cónsul español en Tánger, se convirtió en una de las personas con más poder en la nueva administración de la ciudad al ser nombrado Gobernador.

Entre sus misiones destacaba la de administrar los bienes del protectorado español (incluidas las propiedades que con la ocupación española de Tánger habían sido requisadas a sus anteriores propietarios).

Así que el todopoderoso cónsul vivía feliz hasta que a mediados del mes de octubre de 1944 sonó su teléfono, y al descolgarlo reconoció al otro lado al ex ministro de Asuntos Exteriores Serrano Suñer.

Lo que ese día ocurrió lo sabemos gracias a un informe de la Oficina de Servicios Estratégicos de los EEUU (OSS en sus siglas en inglés), agencia antecesora de la CIA.

El informe secreto de la OSS remitido a Washington desde Tánger revela que el 24 de octubre el ex ministro -ya caído en desgracia- Suñer le dio el aviso de que pronto tendría que dejar Tánger.

Contrariado, Juan Potous se dirigió a Tetuán para pedir explicaciones al general Orgaz, que era el Alto Comisionado de España en Marruecos. No queda claro en el informe qué ocurrió en aquella reunión, aunque parece ser que llegó a presentar su dimisión, la cual no fue aceptada.

Lo que sí que se llevó Potous del encuentro fue el compromiso del general de que le avisaría días antes en caso de que fuera a ser relevado. Textualmente le dijo que “no se enteraría de su cese por los periódicos”.


Desde la delegación norteamericana de Tánger se lanzó una operación de seguimiento a Juan Potous, y descubrieron que el gobernador intensificó sus operaciones comerciales y la compra de propiedades, incluída una casa en Granada.

Mientras los espías seguían al diplomático, la derrota de Hitler se aceleraba y el 1 de mayo de 1945 el régimen nazi se rindió, dando por acabada la II guerra mundial en Europa. ¿Dónde estaba el gobernador de Tánger ese día?

Pues resulta que, según otro informe de la OSS, a principios de mayo se le pierde la pista. En concreto, el 6 de junio de 1945 se envió un cable secreto desde Tánger en el que se informaba de su desaparición con tres posibles escenarios.

El primero se hace eco de un rumor que se había extendido por la ciudad. Se contaba que Potous estaba en una cárcel española tras habersele encontrado 13.000.000 de pesetas ¡en metálico! y que no habría podido justificar tras su detención.

Por otro lado, recoge el informe otra versión que aporta un confidente: el diplomático habría podido huir in extremis a Portugal antes de ser detenido, y todas sus posesiones habrían sido ya confiscadas por las autoridades españolas.

Y por último, otra fuente afirma que el cónsul tuvo tiempo de vender sus propiedades y ponerlas a nombre de un testaferro (“un tal Ruiz” según consta en el informe) antes de huir.

Y hasta aquí puedo leer. Aquí acaban todos los informes desclasificados por los EEUU sobre nuestro amigo Juan Potous...,que no quiere decir que hubiera más, pero sólo podemos leer los que las autoridades norteamericanas desclasificaron el 21 de diciembre de 2016.

¿Qué ocurrió realmente con el cónsul de Tánger? Supongo que no debe ser muy difícil saber realmente cuál fue su final. Tengo la esperanza que con este artículo alguien se ponga en contacto conmigo y me diga qué paso.

Me parece raro que se dejara sorprender con 13.000.000 de pesetas encima después del “chivatazo” de Suñer, aunque tampoco podemos descartarlo. La naturaleza humana -por desgracia- se ciega muchas veces ante el dinero fácil.

Yo me lo imagino en los años 60 fumando puros en alguna colonia portuguesa en África, montando grandes negocios que pudo arrancar gracias a no tener problemas de financiación.

Un tal Ruiz le lleva las cuentas y los balances de sus empresas, mientras él de vez en cuando abre el armario para mirar su gorra e insignias de diplomático y recordar los tiempos en los que era el emperador de Tánger.

Se acerca al uniforme y -queriendo viajar de nuevo a su Tánger- lo huele con los ojos cerrados para luego, al abrirlos, verse en una cárcel, solo, olvidado, sin saber casi cómo ha podido terminar así.

Qué poca distancia hay entre el cielo y el infierno, entre la gloria y la miseria.

Dime, Juan Potous ¿cuál fue tu final?

*Experto en Seguridad y Geoestrategia