| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La llamada: Los consejos de Sofía Soler para la nueva Fallera Mayor Infantil

Estamos ante el gran día. Sofía Soler, Fallera Mayor Infantil de Valencia de 2016, ofrece los consejos a la nueva representante para que no peque ni por exceso ni por defecto.

El 21 de octubre de 2015 Sofía Soler Casas hizo historia al convertirse en la primera Fallera Mayor Infantil de Valencia (FMIV) de fuera del cap i casal. “Precisamente por ser de Quart de Poblet, no contaba con serlo. Cuando llegué a mi casal por la noche, después de haber estado en casa de mi Fallera Mayor, Alicia Moreno, estaba todo el pueblo en la calle”. Fue tan emocionante como escuchar el tono de la llamada desde el hemiciclo: “Estábamos en casa de unos amigos en Valencia con mis padres, mis tíos y mis abuelos. Estaba muy nerviosa. El teléfono sonó antes de que se escuchara el nombre en la televisión. Se veía en pantalla un número largo y cuando se oyó mi nombre, estaban todos abrazados y me dejaron sola. En ese momento, estaba tan emocionada que ni pensé en que estaba hablando con el alcalde”.

Vestía de blanco, azul y gris, venciendo la superstición: “Teníamos prevista otra ropa con un casquete en la cabeza y de repente mi madre pensó en lo incómodo que resultaría para dar besos y abrazos si por casualidad salía elegida”. Toda una premoción: enamorada de los complementos para la cabeza, cambió el casquete por una diadema con lazo.

Fue el primer traje que estrenó de una larga lista en la que la FMIV contó con la ayuda de Greta: “Necesitas un fondo de armario de particular. Tenían mis medidas y sabían en qué actos tenía que estrenar ropa, que al final serían unos 15”. Y su madre, Paqui Casas, rescató un consejo de su antecesora, María Donderis: apuntarse en una agenda con qué ropa se va a cada sitio para no repetir si se vuelve a la misma agrupación.

“Necesitas un indumentarista de cabecera para no volverte loca comprando telas la primera semana”

La vorágine incluye, lógicamente, la indumentaria de valenciana. Hace falta prudencia. Sofía Soler estrenó 17 trajes en su reinado, con una indumentarista de cabecera: Bea Rabuñal de Entre Fills, de su pueblo. “Pagas la novatada porque a los pocos días de elegirme, fuimos y elegimos demasiadas telas, creo que 7 ó 8. Mi madre quería que estuviera a la altura de la primera FMIV de fuera de Valencia. No compramos las mejores telas pero sí 3 ó 4 batalleras para las presentaciones”. “Lo mejor es dejarte asesorar por un único indumentarista”, insiste Sofía mientras le chispean los ojos al recordar su primer traje como FMIV: naranja. Un fetiche con el que su madre se confeccionó una pulsera que aún lleva.

¿Y sus trajes favoritos? El azul tinta-Carpi de Catalá con el que acudió a la presentación de su falla, esta vez como FMIV. “Lo escogí con mi padre porque él siempre me decía: si te eligen, tienes que hacerte un traje azul marino”, curiosamente el mismo color del espolín de Daniela Gómez de los Ángeles.

Su segundo favorito coincide, curiosamente, con el espolín de Rocío Gil, Fallera Mayor de Valencia 2018: marrón tabaco-San Antonio de Catalá. Es una reproducción de un cartonaje antiguo de espolín de archivo. Sin metales. Se lo puso para la Crida, la primera en la que habló una FMIV. Hasta entonces sólo lo hacían las Falleras Mayores.

Y, por último, el blanco de Mar de Seda, que reproduce un dibujo antiguo, modificado con nuevos colores, al que pusieron su nombre. Lo llevó para el día de las Fuerzas Armadas y tiene su anécdota: “Al principio, el corpiño era blanco pero una semana antes del acto, decidimos hacer otro gris antracita porque mi indumentarista no lo veía. Tuvimos que cambiar hasta el aderezo porque llevaba una piedra granate y se sustituyó por una gris”. Sofía Soler sostiene los zapatos blancos emocionada, “¡madre mía, qué pequeños son!”, y se adentra en uno de los capítulos vitales para una FMIV: la comodidad. “Yo lo pasé mal porque me creció el pie desde el 35 al 38 durante mi año. Mi madre no paraba de ensancharlos con bolsas de agua porque no daba tiempo de llevarlos a la horma. Si vas cómoda, los actos se te pasan visto y no visto pero si no, se te hace pesado y no te los puedes quitar porque si no, es imposible volver a calzarte”.

Los zapatos no son las únicas piezas que tuvo que ir rehaciendo en su año como FMIV: “Hacía gimnasia rítmica y al dejarlo por falta de tiempo, noté un cambio. Y, encima, a mí me gusta que los corpiños no queden nada anchos sino que sean súper entallados, aunque haya que rehacerlos”. Una anécdota lo confirma: “Tenía que estrenar un traje rojo para ir a Montserrat y el acto se pospuso un mes. Cuando me lo fui a poner, no me venía porque ya había crecido. Tuvieron que arreglármelo antes de estrenarlo. Así que tu indumentarista ha de ser rápido y resolutivo”.

“Mis trajes favoritos son: azul marino, marrón y blanco. Estrené de todos los colores menos morado”

En 2015-2016 no se habían recuperado los jubones negros pero sí estrenó una decena de corpiños de manga larga y no por capricho: “Vas a muchas procesiones y te das cuenta que no puedes repetir así que necesitas varios”. Tres mantillas, siete cancanes y aderezos y manteletas para sus 17 trajes completan su armario, con el vuelo justo y que dejen ver los zapatos.

“Teníamos ocupada la primera planta de mi casa con varios burros, mi madre vació las estanterías para poner los zapatos y los aderezos”… para vestirse rápidamente: “En un mismo día he llegado a cambiarme tres veces de ropa. En Alicante es cuando peor se pasa porque hace mucho calor y necesitas polvos de talco para sacarte los corpiños”. A Sofía Soler la vestía siempre su madre menos el día en que estrenaba, que acudía su indumentarista. Con una manía: “La joia me la ponía siempre yo misma”.

“De pequeña, cogía el cinturón del albornoz, me lo ponía con chapas como si fuera la banda y bajaba las escaleras saludando”

La mayoría se han descosido y las telas están guardadas para volverlos a confeccionar pasados unos años, menos el espolín oficial de FMIV de Garín: “Lo tengo que arreglar todos los años para volver a pasar en la Ofrenda. Elegí el azul turquesa porque los azules son mis colores favoritos”. ¿Cuál es el que no cuelga en su armario? Responde enseguida: ¡El morado. Es un color que no me gusta!

José Parralejo de El Tocador fue su peluquero: “Prefiero los tres moños. Todo depende del acto pero creo que a las falleras nos identifican por los tres moños aunque alguna vez podamos hacer un guiño a la indumentaria antigua. Te peinas tantas veces que creo que en cuanto me duchaba, se me quedaba la raya hecha”.

Reconoce que se pone nerviosa cuando tiene que hablar. Le pasó el día de la Crida e incluso viniendo a hacer la entrevista de Es Diario pero se suelta rápidamente y las curiosidades brotan sin parar: “Yo había querido ser FMIV desde que era pequeña. Cogía el cinturón del albornoz, le ponía chapas y bajaba saludando las escaleras de mi casa. Siempre había sido mi sueño”.

“Quiero ser Fallera Mayor y presidenta de mi falla, como Gloria Martínez Amigó”

¿Y qué hace falta para recibir hoy la llamada del alcalde? “Ser muy natural, educada y divertida. Tener unos padres que te mantengan con los pies en el suelo, sean comprensivos y organizados y estén dispuestos a estar en un segundo plano”.

Y mira al futuro: “Quiero ser Fallera Mayor y presidenta de mi falla. Gloria Martínez Amigó, Fallera Mayor de Valencia de 2008 y presidenta de Blanquerías, es mi referente”.