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Cinismo y animales: Oceanogràfic y Ayuntamiento de Valencia
Cinismo y animales: Oceanogràfic y Ayuntamiento de Valencia

Fuegos artificiales. Cinismo y animales

Este año, los castillos de fuegos artificiales de Fallas se dispararán junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, muy cerca del Oceanogràfic.

| Raquel Aguilar Edición Valencia

Este año, los castillos de fuegos artificiales de Fallas se dispararán junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, muy cerca del Oceanogràfic. A cualquiera que lea la prensa no le habrá pasado desapercibido el rechazo que esto ha provocado en los gestores de la gran pecera, que se mostraban muy preocupados por el impacto que el ruido a altas horas de la noche podría provocar en los animales allí confinados.

Resulta curiosa, por no decir cínica, la actuación en este sentido del Ayuntamiento de València y de OceanogràficEl primero, que cuenta con una delegación de “bienestar” animal, obvia las consecuencias de la pirotecnia para los animales y no considera esta cuestión a la hora de ubicar los castillos y “mascletàs”, no sólo en este caso.

 Pudimos comprobar cómo en Fallas anteriores se ignoraba la cercanía de varias colonias de gatos registradas por el propio ayuntamiento cuando ubicó un par de “mascletàs” y un castillo en La Fonteta

Las peticiones desesperadas de sus cuidadoras no impidieron que se llevasen a cabo. Las consecuencias: un cachorro de gato muerto y varios gatos desaparecidos durante días. Tampoco podemos olvidar que Compromís, partido al que pertenece el alcalde de València, y socio del “Govern del Botànic” en su programa de las elecciones a las Cortes de 2015, incluía lo siguiente:

“Replantearemos la situación de los animales en cautividad en instalaciones públicas de nuestro país. A los animales que se encuentran al zoológicos y delfinarios se les está privando de su entorno natural y de desarrollar las actividades para las cuales han nacido: correr, volar y nadar en espacios abiertos.”

Parece ser que el replanteo les condujo a la inacción, como con tantas otras promesas que no trascendieron del papel porque, ni Oceanogràfic ni Bioparc, han visto amenazado su negocio, ni menguado el apoyo institucional.

Por otra parte, Oceanogràfic dice preocuparse por el bienestar de unos animales a los que priva de libertad y a los que obliga tener una vida impuesta, recluidos en peceras y ambientes tematizados en que no pueden, ni por asomo, cubrir sus necesidades físicas, muy alejadas de los extensos desplazamientos que realizan en sus entornos naturales, ni las psíquicas, con interacciones sociales y afectivas deficientes. 

Y al que no preocupan tampoco los inconvenientes para los animales, derivados de las fiestas, y los cócteles de hasta 600 personas que pueden llevarse a cabo alquilando alguna de sus terrazas. Cuando se trata de sumar beneficios, todo está justificado y no hay molestias que no puedan ignorarse.

Hipocresía

Evidentemente, esta “preocupación” de quienes ven a los animales como activos empresariales con los que hacer caja, responde únicamente a la hipocresía que acompaña a este tipo de empresas, que se lucran a costa de los animales y su sufrimiento, y que buscan cualquier artimaña para adornar y justificar su falta de escrúpulos.

La cuestión es que, de una forma u otra, para políticos y empresarios, los animales son únicamente una herramienta para conseguir votos en un caso y euros en otro. Así que, frente a su soledad y su dolor, es necesaria la implicación de todas las personas con empatía.

Es importante reflexionar sobre qué se esconde tras las actividades que utilizan animales. Qué implican para ellos y quiénes son los únicos beneficiarios. Y dejar atrás el egoísmo. 

Nuestras ganas de verlos, de tenerlos cerca y nuestra forma de ocio, no deben prevalecer sobre sus intereses. Porque ellos, igual que tú y que yo, solo tienen una vida y deberían vivirla en libertad y con dignidad.

No contribuyas a este cruel negocio. No visites acuarios ni zoológicos.