| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, junto a Eva Ortiz en la sesión de control de Les Corts
La presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, junto a Eva Ortiz en la sesión de control de Les Corts

Las ‘últimas’ palabras de Isabel reivindicando su legado

La todavía presidenta del PPCV ha mantenido un discurso fiel a su carácter y a su manera de entender la política, alejada de sentimientos y con la reivindicación por bandera

La expectación era máxima en la sesión de control que se ha celebrado hoy en Les Corts. Bonig acudía quizá por última vez al parlamento valenciano tras anunciar el pasado lunes que no optaría a reelección como presidenta del Partido Popular de la Comunidad Valenciana. Mañana se celebrará una junta directiva autonómica con el objetivo de trasladar la propuesta de acuerdo de convocatoria del congreso regional. Pero mañana es otro día. Hoy todo el mundo quería escuchar sus ‘últimas palabras’. Ahora bien, cualquier persona que conozca mínimamente la trayectoria política de Bonig debía imaginar que la despedida no sería como el desenlace romántico de cualquier película americana. Bonig es Bonig y su esencia va más allá.

La todavía síndica de los populares ha aprovechado para reivindicar un legado “sin rendiciones” por el que no dudó ni tan siquiera en presionar a Rajoy por el interés de todos los valencianos. Lo ha hecho para exigir a Puig que siga su misma estrategia con Sánchez y pueda garantizar la “igualdad y justicia” en la región. Todo ello mientras daba golpes sobre la tribuna bajo la atenta mirada del jefe del Consell. Ese mismo ímpetu que ha caracterizado su mandato pero llevado, en este caso, a las últimas consecuencias. Cada uno tiene una manera diferente de mostrar los sentimientos en una despedida. En el caso de Bonig, ni sus últimas palabras consiguen aflorar la más mínima compasión. Para ella, la política siempre ha sido lo primero. 

También le ha recordado a Puig que durante todo este tiempo le ha ofrecido apoyo, ayuda e iniciativas, de todo por el bien de la Comunidad Valenciana, sin encontrar el respaldo del presidente de la Generalitat. Del mismo modo, se ha perfilado frente a él para dejarle claro que si sus intenciones eran encontrar la rendición del PP, “jamás” lo hubiese conseguido.  Puig le contestó de forma tibia consciente de que Isabel, la otra Isabel, la que ha sido jefa de la oposición en les Corts y no la encumbrada el 4-M, ha agotado una etapa con dignidad. "Libertad sí, pero libertad sin ira", concluyó el socialista serio, muy serio en una sesión de control condicionada por el efecto Isabel (Ayuso).

Un discurso duro pero que representa el carácter y su forma de entender la política. Quizás no hubiese habido mejor manera de poner punto y final a esta etapa. Falta por ver cuál será su próxima aventura, pero lo que es seguro es que allá dónde quiera estar seguirá dando guerra.