ETA te seguirá hasta Washington

Y hasta el infinito y más allá. Porque aparte de otras muchas calamidades, en esta de que finalmente nutran las listas electorales directamente nuestros antropófagos contemporáneos más allegados, te has lucido. Y mucho, presidente.

Bien es cierto que esta última indecencia, siguiendo tus propias palabras, es la suma o conclusión inevitable de tantos lustros de políticas indecentes, en efecto, de concesiones y apaciguamiento con aquellos que nos devoraban, sin distinguir bien si la pierna o el corazón que cualquier día sacrificaban, lo era de un niño, de una niña, incluso de esa niñe, que hoy forzosamente debemos incluir; o de un periodista, un cartero, un urbano, o un nacional...O de ti o de mí, que tan solo pasábamos por allí.

Pues ha sido esta tan insana costumbre, que ya practicaba incluso Su Excelencia el innombrable, de siempre discriminar beneficiando a las más prósperas e industriales regiones, lo que sin remedio nos ha traído hasta aquí: castigo pues para los territorios más humildes y fieles a la patria, y privilegios, bulas, amnistías y perdones mil, para todos los que por creerse superiores, lógicamente nos despreciaban. 

Y a tanto llegó esta altanería y menosprecio, que hasta nuestra vida de maquetos o de charnegos para ellos no valía nada.

Y ahora presidente, recoges los más amargos frutos, de este último eslabón de esta cadena interminable de errores, injusticias, traiciones y cobardías, qué como ves, curiosamente no comenzaste tú. Aunque seguramente tú, de todo, te consideres el sumo factotum.

De ahí que tristemente, y en cualquier caso, ya solo nos reste por decir, y con este pueblo tan viejo y tan escaldado: " Qué te vote Txapote...!"