| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El 0 convierte en más insostenible la situación de la consellera Barceló
El 0 convierte en más insostenible la situación de la consellera Barceló

El cero rotundo que desnuda los fallos del Consell y hunde su estrategia

La descalificación por parte del Ministerio deja en evidencia un discurso que se basaba en diferenciarse de otra autonomía con la que ahora la Comunidad Valenciana comparte el ´club del 0´

| H. G. Edición Valencia

"Somos la comunidad que mejor gestión de recursos ha hecho, con más humanidad, que mayores medios de personal ha puesto...". Con esas palabras definía la portavoz del PSPV-PSOE de Sanidad, Carmen Martínez, la labor del Consell en Les Corts en la última sesión.

El diputado nacional de Compromís, Joan Baldoví, aseguraba en un tuit, tras mostrar un gráfico en el que atribuía logros frente a la pandemia a su coalición y los confrontaba con la situación en autonomías gobernadas por el PP y Ciudadanos, que "nunca he estado tan orgulloso como ahora de ser de Compromís. Gracias compañeros".

"Hemos cumplido todos los requisitos exigidos por el Ministerio de Sanidad; el propio Ministerio nos trasladó matrícula de honor, no lo puso esta consellera”, ha afirmado Ana Barceló, la máxima responsable de la sanidad valenciana.

Palabras frente a hechos. Discurso ante la dramática realidad de un 0, el de la fase en el que queda hundida la Comunidad Valenciana. Como la de Madrid contra la que tanto han arremetido desde Compromís, Unides Podem o PSPV para descalificarla como situación antagónica de lo que ocurría en el territorio valenciano. O como la Cataluña del independentista Torra. Compartiendo vagón de cola con Castilla La Mancha, otra autonomía dirigida por el Partido Socialista y cuyo líder posiblemente sea el más beligerante, de los entre los mandamases de su formación, contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El consuelo de que algunos departamentos de salud hayan superado la fase 1 no desluce el cero colectivo como autonomía.

En cambio, la aliada estratégica con la que tantas sinergias busca el president de la Generalitat, Ximo Puig, la Baleares de la igualmente socialista Francina Armengol, ha pasado sin problemas a la fase I. ¿En qué ha quedado el prestigio reputacional de la Comunidad Valenciana que se ha convertido en santo y seña del discurso de Puig?

Como los alumnos que ponen excusas a su suspenso

La consellera de Sanitat, Ana Barceló, se ha apresurado a descalificar la nota incidiendo en que no han recibido explicaciones ni criterios técnicos. Puig ha pedido que la revisen. Lo ha ventilado con un tuit, sin más, sin añadir una comparecencia urgente. Como si de un simple examen en un colegio fuera, cuando el alumno pone en entredicho el dictamen del docente y se excusa en temas secundarios para no aceptar su nota real, la que refleja que no ha estudiado lo suficiente.

Conselleria apela a falta de criterios técnicos, una carencia que, curiosamente, muestra en las ruedas de prensa y exhibe en demasiadas ocasiones la gestión del Consell. ¿Por qué se adoptan esas decisiones? Al final la manida apelación a  ´técnicos´ cuyos nombres nunca se revelan constituye el mejor recurso para justificar determinaciones políticas o, simplemente, improvisaciones. 

El cero ha dejado noqueado al Consell, provoca un daño irreparable en la economía valenciana que se preparaba para reactivarse y resquebraja la minada moral de una sociedad que asiste, atónita y desesperada, a los vaivenes políticos que nunca acaban de conducir a la ya tan esperada ´nueva normalidad´. 

¿Merecía la Comunidad Valenciana pasar? 

La consellera de Sanitat venía vaticinando un aprobado holgado durante toda la semana. Tanto, que se daba por supuesto en todas sus comparecencias de prensa y en esa línea iban encaminadas muchas preguntas. Y hasta el punto de que hoy sigue manteniendo su discurso de que cumplía todos los parámetros. Después del 0. Como los malos alumnos que se empeñaban en culpar al maestro o profesor y no asumir los fallos propios. En este caso, por ejemplo, lo podría aplicar con la práctica que parece solo al alcance de políticos con orgullo y capacidad de autocrítica: dando paso a alguien mejor. La tan vituperada Madrid, su antagonista de argumentario, sí que lo ha hecho con una dimisión.

Porque esos errores se han sucedido. La Comunidad Valenciana sumó algunos de los primeros positivos de España, el primer fallecido, y en la actualidad cuenta con alrededor 2.500 profesionales de la sanidad entre casos confirmados por Covid-19 y en cuarentena, una de las tasas más altas del territorio nacional que viene precisamente vinculada al desesperante retraso en dotar al personal de los equipos de protección necesarios. A pesar de que desde Conselleria lo negaron con reiteración durante semanas. Hasta que tuvieron que pedir perdón en Les Corts. Pero, efectivamente, como admitió la consellera, con eso no basta.

¿Y los hospitales de campaña?. El president anunció que estarían abiertos hace ya más de un mes y los encumbró aludiendo despectivamente al del recinto ferial de Madrid como "campamento". IFEMA ya ha cerrado mientras las dudas y sospechas crecen sobre esos hospitales que se dilatan en el tiempo.

¿Y las residencias de mayores? ¿Qué ocurre en ellas? Un enigma para quien no sufre la tragedia directamente. La máxima responsable del área, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, decidió no dar información sobre cifras de contagios ni abordar la situación real. Se escuda continuamente en la también manida confidencialidad y en que Conselleria de Sanitat se había hecho cargo. Ni una explicación más insistiendo en el ya tópico "ahora no es momento".

Para Valencia, primero los macetones

El Ayuntamiento de Valencia, por hablar de la capital autonómica, ha dejado, prácticamente por omisión, el protagonismo de la atención social en entidades como Cruz Roja, Casa Caridad, Fundación Luis Amigó y otras muchas que son quienes atienden día a día a las personas peor paradas de esta crisis.

Mientras, el equipo de gobierno ha decidido centrar sus esfuerzos en restringir todavía más el tráfico en la céntrica calle Colón y en colocar unos macetones de dudosa belleza para impedir el paso por un parte de la plaza del Ayuntamiento. Temas muy alejados de la dramática situación social y sanitaria que estamos viviendo. Todo ello ocurre mientras miles de vecinos pasean en alarmantes concentraciones por el jardín del Turia, con aberrante temeridad e impunidad.

En todo ese contexto en el que las decisiones adoptadas han sido rápidas, comienzan a emerger empresas de escaso recorrido o personajes enigmáticos que han logrado contratos cuantiosos y poco divulgados por aportar suministro de material en esta pandemia. ¿Dónde está la Conselleria de Transparencia para dar explicaciones?

En este auténtico drama que diezma familias segando la vida ya de más de 1.300 de personas, que ha triturado la salud de más de 10.600 valencianos que son casos confirmados de Covid-19 -posiblemente haya unos cuantos miles más, pero la alarmante escasez de test y la tozudez en hacer los mínimos impide saber la cifra real- y ha roto la economía de cientos de miles de hogares, el Consell se ha llevado un 0. El que le ha impuesto el gobierno del mismo partido del president de la Generalitat.

No hay discurso de reproches políticos

Aquí ya no hay posibilidad de escudarse en discursos de discriminación política. La realidad resulta tan clara y evidente como la nota, que desnuda todas las carencias que el Consell no había reconocido hasta la fecha. Sí, ha fletado alrededor de dos decenas de vuelos con material sanitario. Ahí reaccionó, aunque tarde. Podía haberlo hecho con previsión y actuó con retraso.

Por tanto, en este contexto, ¿resulta verdaderamente tan extraño que nos quedemos en ese contudente 0? Veíamos la luz al final del túnel y nos la han apagado. "Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas", afirmaba el escritor francés Anatole France. La consellera Barceló nos las dio con ese vaticinio del "sobresaliente".

Otro escritor, en este caso estadounidense y de nombre y apellido Charles Bukowski, recalcaba que "todo lo que un hombre necesita es esperanza. La falta de esperanza lo que hunde a un hombre".  Y, como recalcaba su compatriota y colega de profesión Pearl S. Buck, "comer pan sin esperanza es igual que morirse poco a poco de hambre".

La esperanza es lo último que se pierde, asume el dicho popular. Y en la Comunidad Valenciana la estamos perdiendo. El 0 nos la ha arrebatado.