La pretemporada del Valencia va por el buen camino

La calidad del rival y el once presentado por Marcelino hacían presagiar que el de la tarde lisboeta, con motivo del Trofeo 5 Violinos, serviría como primer test fiable de la pretemporada valencianista. El mediapunta gaditano Manu Vallejo y el lateral de Albal, Salva Ruiz, se añadían a los incorporados Maxi Gómez y Jason Remeseiro, dejando las otras siete plazas de titulares para hombres fundamentales en los esquemas de preparador asturiano durante el curso pasado.

Sin ir más lejos, la habitual pareja de mediocentros era la encargada de abrir la cuenta valencianista al poco de iniciarse el encuentro. La calidad de Parejo al botar el saque de esquina se combinaba con la potencia de Kondogbia para que el testarazo del centroafricano entrando desde atrás supusiera la igualada en el marcador. Sí, pese a no haber sido alcanzado el minuto 10 significaba solo el empate...

 Lo primero reseñable en orden cronológico había llegado unos minutos antes. El tan infravalorado   en el fútbol europeo como siempre eficaz delantero holandés Bas Dost conectaba un remate inapelable cercano a la escuadra frente al que nada podía hacer Jaume. A buen seguro, Marcelino no habrá quedado nada satisfecho con las facilidades concedidas los lusos a la hora de cambiar el balón de lado, así como por la laxitud de Diakhaby en el marcaje al punta. 

La tradicional insatisfacción que los entrenadores experimentan en los encuentros de ida y vuelta no haría sino acentuarse - en esta ocasión para los dos - durante el resto del primer tiempo. Por un lado, sobresalía la figura de Maxi Gómez para casi cabecear a gol un centro del hoy lateral Wass en un tipo de jugada que veremos con asiduidad en esta campaña dada la capacidad del ariete uruguayo como referencia aérea; por contra, las facilidades que daba el joven Salva Ruiz por su costado eran explotadas por el extremo local, Raphinha, para rondar el tanto o que lo hicieran sus compañeros, caso del ex valencianista Vietto que lo habría conseguido de no toparse con Diakhaby bajo palos. Mientras tanto, el Valencia seguía exprimiendo el arma del balón parado en aras de seguir creando peligro.

El consiguente carrusel de cambios que conlleva el paso por los vestuarios no redundó, como suele ser habitual, en un descenso alarmante en la intensidad en el juego. Con únicamente la presencia de Kondogbia y Diakhaby de entre los que fueron de la partida, el Valencia CF supo, ahora sí, tomar el mando con claridad. La salida de Rodrigo Moreno añadía esas gotas de calidad siempre tan necesarias en los últimos metros; una perfecta maniobra suya al girarse mediante un gran control orientado propiciaba que el central Coates le derribara cometiendo una pena máxima en la que el propio delantero hispano-brasileño no acertaría a precisar ante la productiva estirada del guardameta local Ribeiro.

Después de otro posible penalti sobre el propio Rodrigo esta vez no señalado, el cuadro de Marcelino lograba lo que por merecimientos ya estaba demandando: colocarse con ventaja. Y lo hizo en una de sus acciones calificadas como seña de identidad. El robo de balón de Coquelin posibilitaba que Cheryshev enviara en profundidad a Rodrigo, quien ya sabía de la presencia de Gameiro en zona de remate. Como tantas veces pudimos comprobar en la pasada edición de la triunfal Copa del Rey, ambos se buscan a la perfección en este tipo de situaciones, y en esta vez sería el francés el que no tuviera mucho más que empujar el cuero para hacer el 1-2 y certificar un triunfo visitante que pudo ser más diáfano. A poco menos de tres semanas para el comienzo liguero todo parece seguir los cauces previstos.