| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

La Marina de Valencia: “Inseguridad jurídica de un enclave estratégico”

Con la condonación de la deuda por parte del ICO, el Consorcio que viene administrando La Marina carece de razón de ser, pero se mantiene su estructura liderada por Francesc Llorenç.

| L. M. J. Edición Valencia

El pasado lunes, María José Catalá, en su doble condición de portavoz municipal y autonómica del PP valenciano, giró visita de cortesía al presidente de la Autoridad Portuaria, Aurelio Martínez, en la que reiteró el apoyo de su formación a la terminación de la ampliación norte del puerto, con la seguridad de que la misma se realizará de acuerdo con la legalidad vigente y un especial cuidado de las medidas de respeto medioambiental. Un asunto que se alarga pese a la claridad de las posiciones de Puertos del Estado y del propio Ministerio con competencias medioambientales, y la manifiesta oposición de los socios de Puig en el Botánico y especial protagonismo de Mollà y Ribó en sus respectivas competencias. Las consecuencias de la inacción van en beneficio directo del Puerto de Barcelona. Lo que por cierto es celebrado por los detractores locales de la ampliación.

Los problemas con que se encuentra la Marina de Valencia -inaugurada como Marina Real Juan Carlos I por Rita Barberá- no son menos ni menores. El Partido Popular, en la nota de prensa difundida tras la reunión, la define como un “barrio que debiera ser innovador y está bloqueado”. Y añade su preocupación por la “Inseguridad jurídica de un enclave estratégico”.

Efectivamente, con la condonación de la deuda por parte del ICO -una deuda que todos los expertos consultados coinciden en considerar imposible de saldar- el Consorcio que viene administrando la Marina desde su creación, carece de razón de ser. Sin embargo se mantiene su estructura administrativa liderada por su controvertido Director General Francesc Llorenç y un cierto caos de funcionamiento que incluye el descontento de buena parte de sus inquilinos.

Abandono, la mala gestión y sin plan estratégico

Porque a la ausencia de un Plan Estratégico -como también ha evidenciado la  edil popular- que en  lo urbanístico ya anunciaba el Plan Especial de 2014, se suma el abandono y la mala gestión de lo existente. Como ya expresaron algunos empresarios de hostelería de la zona y recogió ESdiario anteriormente. Nos aseguran que al día siguiente de su publicación, al menos se colocaron carteles advirtiendo del peligro y la prohibición de subir al muro que ya provocó accidentes. Y, como curiosidad de gestión, parece que no se están girando los recibos mensuales de canon de arrendamiento. El resto de carencias, la falta de mantenimiento y de limpieza de espacios comunes de acceso y escaleras, los ascensores que no funcionan y los aseos públicos clausurados, se mantiene constante cuando ya se ha disparado la primera mascletá fallera en la Plaza del Ayuntamiento. Y se espera a los turistas como agua de mayo.

La Marina fue en sus inicios un referente mediterráneo y un orgullo para Valencia y mantiene las condiciones para seguirlo siendo. Ese barrio marítimo innovador, que exhibe excelentes muestras de arquitectura histórica y contemporánea, que suma cultura, deporte y gastronomía, que acoge inteligencia y emprendeduría, merece una atención que el Consistorio de Ribó no le presta. Y  efectivamente la crítica situación en la que se encuentra su órgano gestor, tras su disolución de facto al salir el Estado del Consejo, más las particularidades judiciales que rodean a su Director General, sitúan cualquier iniciativa o proyecto en un limbo de inseguridad jurídica nada deseable por disuasorio.

 

Pese a la diferencia de escala territorial y económica, ambas cuestiones adolecen de la misma ausencia estratégica de futuro y de un anquilosamiento que pareciera consentido, si no inducido o deseado, por determinados gobernantes y sus peones. Lo malo es que las consecuencias las sufren los usuarios y, principalmente como es el caso, los empresarios instalados en la zona.

No le falta razón a Catalá para urgir al Alcalde una solución a la Marina. Ni a los hosteleros para reclamar una solución que les permita trabajar como saben hacerlo.