| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Manuel Avilés.
Manuel Avilés.

Hablemos claro: esto se va a la mierda

A ver si aprenden los abuelitos del silbato y la pancarta y se enteran de que al gobierno –a cualquier gobierno- le importa un cojón de pato la presión de cuatro abuelos ante el ayuntamiento

| Manuel Avilés Edición Valencia

Sé que muchos leéis estos artículos. No es un farol, solo cuento las respuestas y los comentarios que suscita lo que escribo. Pues bien, disculpadme la grosería con la que he empezado este artículo, pero es lo que me sugiere la realidad que vivo.

No he votado jamás a la derecha. Desde el minuto cero he votado al PSOE mil veces y a Podemos lo he votado dos. En las últimas elecciones voté al PACMA, en un intento de que al menos un diputado peleara por condenar más duramente cualquier tipo de maltrato animal. Si llego – no tardarán más de un año- a otras elecciones… ya veré, porque la derecha me sigue decepcionando desde que Fraga era ministro de información y, la que se llama izquierda, se manifiesta más como una banda de intereses privados y de colocación de amiguetes que como partidos y gobernantes con sentido de estado en busca del interés común.

¿Creen que Sánchez, ni ningún otro miembro del gobierno o del partido o de donde sea, siente el suicidio de ese etarra? ¡Les importa un bledo! Pero hay que darle engrase a la relación con Bildu, y hasta ducharse con ellos si hace falta por unos cuantos votos en el parlamento.

El pueblo, acojonado, se debate entre rumores, bulos, conspiranoias, noticias con afán de protagonismo y la angustia propia de una epidemia grave que, llevándose por delante sobre todo a los abuelos -lo cual es un respiro para las arcas esquilmadas de las pensiones- no hace ascos en mandar al crematorio a jóvenes y jóvenas, que dirían los analfabetos amantes de la escritura de género. Lo de los viejos no lo digo por fastidiar: recuerden las palabras de Cristine Lagarde – los viejos viven demasiado-. Recuerden las palabras del Sr. Iglesias, refiriéndose a Julio Anguita, que valía más que él durmiendo: “Hay gente que va a morir de viejo porque tiene una edad en la que con setenta y pico de años pues durará lo que duré, como Anguita… es que no tienen edad…no sé, habiendo gente de 20, 30 y 40 años…yo creo que hay gente mayor que tiene que tomar ejemplo de Ratzinger y coger un helicóptero e irse a Castelgandolfo o a la mierda o a donde quiera”. Los inútiles a la calle, ya saben. ¿Quiere mandarnos a la tumba? A estas alturas me la trae al fresco. El también irá y en el abismo de la historia diez años arriba o abajo importan bien poco. Además tengo una amiga – un cañón de señora- que cree en la reencarnación y voy a ver si me la explica y tengo posibilidades de reencarnarme en algo sustancioso. No sé… el Pocero, el Chatarrero, Jesús Gil o Mouriño mismamente.

No tengo ni pajolera idea de medicina, ni de epidemiología. Todo mi saber en este terreno se limita a la asignatura de “Fundamentos biológicos de la conducta” que estudié en Granada – en la carrera de Filosofía y Ciencias de la Educación-, cuando Franco era sargento y Adolfo Suárez, auxiliar administrativo en el Gobierno Civil que ostentaba Herrero Tejedor, su padrino.

Desde mi ser profano en lo tocante a pandemias, hay preguntas que me rondan la cabeza obsesivamente y sin respuesta: ¿Por qué hay muchos más muertos en España que en los países de nuestro entorno?  - Hay medios de comunicación, descaradamente de derechas, que hablan de que las informaciones gubernamentales nos escamotean veinte mil muertos, y eso son muchos muertos como para meterlos en un cajón y esconderlos-. Les puedo decir qué medios porque en mi calidad de anciano decrépito y desocupado, una de mis pocas actividades – descartado el uso del matrimonio y la visita regular al Night Club “Las tigresas lujuriosas”- es leer periódicos, oír la radio cambiando de emisora cada veinte minutos para ver la línea editorial de cada una y leer las publicaciones que manda el colega Morejón a los integrantes del Coro del Colegio de Abogados. En cualquier publicación, el número de muertos aumenta casi exponencialmente si nos comparamos con países vecinos.

La segunda pregunta es: ¿Por qué nuestro producto interior bruto ha caído tan estrepitosamente, hasta más del 13% y el paro se dispara hasta más del 20, cuando en nuestro entorno soportan la crisis del virus con una respuesta económica infinitamente mejor?

La solución es fácil: algo se está haciendo muy mal y no hay una dirección eficaz para hacer frente a esta catástrofe por parte de los poderes públicos. Creo – me confieso una vez más como ser anarquista y consumidor impenitente de prensa y radio- que continuamente nos intentan despistar de la realidad cruda para que miremos a otro lado. Lo mismo que a los toros – pobrecillos- los engañan con una muleta, que solo es un trapo de colores detrás del cual no hay nada, solo la espada del torero o la vara del picador.

El SEPE no da ni cita previa ni funciona la página web y los médicos atienden por teléfono diez días después de que pidas las consulta y, en cambio, abren bares, colegios, universidades, parroquias, tanatorios… ¿Es más contagioso el Sepe y el centro de salud que el bar?

Ante esta epidemia – en el facebook dan continuamente información sobre ella, que hay que filtrar evidentemente- dicen que los americanos – con el fascista Trump a la cabeza- han creado 8 millones de empleos, los alemanes dan 300 euros por cada hijo a los matrimonios, los italianos han bajado los impuestos y en España… hacemos publicidad sobre lo machistas que son las señales de tráfico porque, en el triángulo de peligro, un niño lleva de la mano a su hermana pequeña, para simbolizar una escuela. ¡La madre que me parió! ¿Es cierta esa campaña del huerto montado en el ministerio de doña Irene Montero? Se dedican a lo accesorio y dejan de lado lo fundamental. Están cerradas algunas dependencias públicas esenciales – el SEPE no da ni cita previa ni funciona la página web y tengo nombres y apellidos- los médicos atienden por teléfono diez días después de que pidas las consulta y, en cambio, abren bares, colegios, universidades, parroquias, tanatorios… ¿Es más contagioso el sepe y el centro de salud que el bar?

Parece que los padres de la patria desconocen la exigencia del Código civil: es preciso tener la diligencia propia de un buen padre familia, lo demás es conducta negligente. Ellos están a lo suyo, a sus sillones, sus puestos y su mamoneo – dicho con todo respeto-.

Salta la operación Kitchen y el gobierno – lógicamente- no suelta el bocado. Falta la sentencia, pero todo el mundo ha leído los periódicos y todo hace ver que había una policía que, mandada por el ministro de interior y el secretario de estado, y usando dinero público, removía cielo y tierra para obstaculizar la acción de la justicia y que se hiciera la oscuridad en los papeles de Bárcenas. Venga, vamos a respetar la presunción de inocencia como clama Casado. El Sr. Iglesias anda enredado con la tarjeta de teléfono de Dina Bouselham y muchos pensamos que era el alma mater del gran lío-montaje como denuncia su exabogado de confianza. Presumamos también su inocencia hasta ver negro sobre blanco y con la firma de un magistrado, si es perjudicado o autor de todo ese tomate.

¿Es cierta esa campaña del huerto montado en el ministerio de doña Irene Montero? Se dedican a lo accesorio y dejan de lado lo fundamental. Están cerradas algunas dependencias públicas esenciales 

Sánchez le da el pésame a Bildu porque un etarra se ha suicidado y todos montan en cólera y exigen cabezas. ¿Creen que Sánchez, ni ningún otro miembro del gobierno o del partido o de donde sea, siente el suicidio de ese etarra? ¡Nada hombre! ¡Les importa un bledo! ¡Exactamente lo mismo que si me suicido yo y dejo una carta al juez de guardia glosando mi mal de amores! Pero hay que darle engrase a la relación con Bildu, y hasta ducharse con ellos si hace falta, porque hay que aprobar los presupuestos generales del Estado para que pueda seguir la legislatura.

A ver si aprenden los abuelitos del silbato y la pancarta y se enteran de que al gobierno – a cualquier gobierno- le importa un cojón de pato la presión de cuatro abuelos ante el ayuntamiento y se arrodilla, da pésames, transferencias, dinero y lo que haga falta, por unos cuantos votos en el parlamento. Ese es el asunto.

En medio de esta situación ruinosa la señora Calvo, vicepresidenta, se hace lenguas de la urgencia de hacer un cementerio civil en el Valle de los Caídos. Totalmente de acuerdo: el victimario no puede estar con las víctimas y los descendientes del gran enredador Fray Justo Pérez de Urbel – lean a mi amigo Eslava Galán- no pintan nada ahí con sus gregorianos y sus prebendas. Pero eso no es lo urgente. No me despisten por favor. Lo urgente es la sanidad y la economía, los puestos de trabajo para que viva la gente porque se puede morir de coronavirus y de miseria y necesidad. Lo demás son fuegos artificiales a destiempo.