| 04 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Y al tercer día, Franco resucitó

Se entra en un juego muy peligroso cuando se remueve el pasado con el objetivo de obtener ganancias personales, resucitando un lenguaje combativo y un afán de revancha

Resulta irónico, cuando no ciertamente triste, que más de cuarenta años después del fallecimiento de Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios (lo que hace pensar que el Supremo Hacedor es un guasón de mucho cuidado), parezca estar más vivo que nunca, y no precisamente entre sus seguidores, verdaderamente menguantes, si no entre una izquierda empeñada en operaciones cosméticas para encubrir su incapacidad de hacer frente a los problemas reales de la ciudadanía.

 

La Guerra Civil dejó en España una herida que, curiosamente, hace veinte años se encontraba mucho más cerrada que ahora, con una joven democracia netamente consolidada, surgida de una transición modélica, en la que todas las partes implicadas dieron muestra de visión de futuro y nobleza, cediendo en lo que parecía casi impensable, como la legalización del Partido Comunista, a pesar de los peligros que ello conllevaba por parte de un régimen en sus últimos estertores.

 

La longevidad de Franco y su régimen tuvieron un efecto colateral, aplacar los ánimos más ardientes de revancha de quienes vivieron la guerra, que lo último que deseaban era que una generación entera que había vivido sin conocerla, se viera inmersa en otra.

 

El gran triunfo de la democracia española fue la Transición, no sacar a Franco del Valle de los Caídos. Una afirmación semejante, como se jacta triunfalmente Pedro Sánchez, sólo puede provenir de una persona con una corta memoria histórica y un objetivo electoralista. Pretendía además que los principales partidos de la oposición hacia su derecha picaran el anzuelo y se centraran en ese tema, pero curiosamente ha sido la izquierda la que más ha criticado la operación en plena campaña electoral.

 

No suelo coincidir con Pablo Iglesias, pero esta vez tiene razón al criticar con dureza la elección apresurada de la fecha de ejecución de la exhumación, a menos de tres semanas de unas nuevas elecciones generales.

 

Está por ver el rédito electoral que sacar los restos de Franco le proporcionará. Sin embargo, lo que sí ha logrado, ha sido aumentar las visitas de nostálgicos del Régimen al Valle de los Caídos, amén de muchos ciudadanos curiosos y no precisamente simpatizantes del mismo.

 

Se entra en un juego muy peligroso cuando se remueve el pasado con el objetivo de obtener ganancias personales, resucitando un lenguaje combativo y un afán de revancha fuera de lugar. Recordemos la Transición y seamos sus dignos herederos.

 *Politólogo y abogado.