| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Diana Morant y Pedro Sánchez en el congreso del PSPV.
Diana Morant y Pedro Sánchez en el congreso del PSPV.

Casa con dos puertas, mala de guardar

España ya no es país para viejas historias antifranquistas, ni malbaratados 100 años de honradez

Diana Morant Ripoll, una “teleco” con pinta de niña mona target Rive gauche (viene del barrio proleta Corea en la Gandia de izquierdas), y mucha experiencia municipal gandiense a la que Pedro Sánchez se llevó a Madrid cuando Ximo Puig no había sabido aprovecharla para su Govern. Es, según me cuentan quienes la conocen: mano de hierro con guantes de seda que ha sabido trabajarse el cargo de capitalidad comarcal. No parece fácil bregar con los directores de grandes estamentos científicos, investigadores y, mucho menos, con los rectores universitarios: “todos queremos más…”, que canta la tuna noctívaga. Pero mucho más complejo puede resultar volver a aquellos tiempos en que los adversarios dentro del mismo partido con siglas territoriales (Pedro Sánchez y Ximo Puig) ganaron las elecciones cada cual por su cuenta y demarcación convirtiendo al socialismo en la gran esperanza rosa-arcoiris.

Pero las últimas elecciones a punto estuvieron de costarle La Moncloa a uno, que ha debido vender su alma política al mefistofélico independentismo, mientras que al castellonense lo barrieron las urnas hasta en el calabozo de Morella del que sólo saldrá como exiliado en París, premio de consolación a quien calla antiguas conspiraciones con cambios y recambios de chaqueta, mucho más allá de lo que dice ahora y aquí excusándose ante sus compañeros de predecible naufragio.

Los idus de marzo hoy se reencarnan en pura y amplia demoscopia para decirnos que el PSOE más que crudo lo tiene tártaro. España ya no es país para viejas historias antifranquistas, ni malbaratados 100 años de honradez. Ahora la gente joven propuesta a futuro y practicidad antes que a leyendas ideológicas. Por eso Sánchez, rodeado en Moncloa por centenares de expertos y millares de funcionarios cualificados, ya hace cuentas para trasladar su reino a Europa como presidente comunitario, pero antes quiere salvar a sus amazonas gubernamentales como es el caso de Diana Morant, paracaidista en su propia tierra, tanto para volver a unir los platos rotos por Ximo Puig, o lo que es más grave: contener lo que llamamos “koldoenteritis” de Ábalos amenazando con desbordar el pozo muro del PSPV, lo que daría una “hemorragia de satisfacción” a Eduardo Zaplana, sabiendo que uno de sus mejores discípulos Carlos Mazón (a ninguno de los dos les gusta que los definamos así: Maestro-discípulo) tiene y retendrá Comunidad Valenciana, no País Valencià (tal cual avergonzó a TV3), para rato.

Si echamos cuentas, yo apunté las que me dio el viejo socialista, sabio y permanente ganador en la sombra, el alicantino Ángel Franco en una tertulia de Radio La Terreta: 17 horas como mínimo, diez diarias dedicadas al ministerio de su competencia, y siete al País Valencià, si contamos manducatorias, relaciones personales, etc. obligadas asambleas, deberán provocarle insomnio pastillero, porque de otra manera humana no se explica cumplir honesta y adecuadamente con dos curros tan dispares y de obligada dedicación continua sin fiestas de guardar.

Cuando se publiquen estas líneas estará a punto de acabar un congreso del Partido Socialista del País Valencià, cuya alineación directiva ya conocíamos todos prácticamente antes de que empezara, con mucho titular de alcaldía, y a quienes, al igual que la Excelentísima Morant, poco tiempo le sobra para poder dedicarle a viajarse el partido de norte a sur y de este a oeste levantinos con sus diferencias socioeconómicas, idiomáticas y antropológicas. Precisamente una alcaldía, pregúntele ustedes a cualquiera que ocupe ese rango, si no tiene en sus turnos minutados por compromisos sólo interrumpidos por algo accidental y generalmente desgraciado o de obligada diplomacia como munícipes. En casa apenas los conocen.

¿Se la ha quitado de encima Pedro Sánchez por “inoperante” o por poco ejecutiva en un ministerio que a su vez son varios ministerios? ¿O el capitán de un barco que se hunde la ha mandado en una de las primeras barcazas de salvamento para no ahogar su futuro tras el naufragio general? –“Mira de dónde vienes” – le dijeron sus padres cuando Diana hizo diana dejándose una empresa de telecomunicaciones con buen sueldo y empezó la carrera política, ¿sabrá volver? Porque tal como pintan las encuestas no lo tiene claro. Las puertas del gran paisajista del surrealismo el belga René Magritte dan al vacío, pero el observador no sabe si se están abriendo o cerrando.