| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez, en Bruselas esta semana
Pedro Sánchez, en Bruselas esta semana

Horas decisivas en España ante un Sánchez sin límites

Sánchez ha sometido a una tensión inaceptable al Estado de Derecho, a la separación de poderes y a la Constitución, cuyo futuro se decide en muy poco tiempo.

| ESdiario Editorial

 

El Tribunal Supremo acaba de aclarar que, con las novedades penales impuestas en la llamada "Ley del solo sí es sí", a los jueces no les queda otra opción que reducir las condenas, en aplicación directa e inevitable de la legislación impulsada por Irene Montero y firmada por Pedro Sánchez y todo el Gobierno.

La decisión, cargada de fundamentos legales, pone en su sitio este debate y sirve para entender el desafío global que un Gobierno temerario y peligroso está librando, en tiempo real, contra el Estado de Derecho: primero impulsa reformas contraproducentes, cuando no ilegales; y después ataca a los contrapoderes que le enmiendan o, simplemente, intenta acabar con ellos.

 

Porque lejos de rectificar, Sánchez parece haber emprendido un camino sin retorno en el que aprueba chapuceramente reformas para contentar a sus aliados, sea Podemos o ERC y Bildu y, al percatarse de que vulnera el ordenamiento jurídico, asalta el Poder Judicial para normalizar los abusos ya cometidos y los que se puedan cometer en el futuro.

Exactamente eso es lo que está pasando con la reforma del Código Penal y el cambio de mayorías para la elección de vocales del Tribunal Constitucional y, a continuación, del Consejo General del Poder Judicial.

Tenemos un Gobierno sin límites que amenaza a la democracia y está dispuesto a todo para acabar con todo aquel que se oponga a ese desafío.

Sánchez se ha servido de atajos y trampas legales, acosado por las exigencias de sus socios, para abolir delitos tan graves como la sedición o la malversación; y a renglón seguido intenta enterrar la separación de poderes para evitar la enmienda a sus excesos.

Que el Tribunal Constitucional se reúna de urgencia para estudiar si el procedimiento seguido para todo ello respeta la legislación vigente, lo resume todo. Y que en lugar de entender esa intermediación, el Gobierno y sus altavoces se han lanzado en tromba a acusar poco menos de golpistas a los jueces, lo remata: tenemos un Gobierno sin límites que amenaza a la democracia y está dispuesto a todo para acabar con todo aquel que se oponga a ese desafío.