| 03 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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El Dr. Casado operando en un quirófano de Burundi en 2023
El Dr. Casado operando en un quirófano de Burundi en 2023

Un ‘ángel de la guarda' en Burundi: el médico español que salva vidas en África

El Dr. César Casado, cirujano plástico, se desplaza con su equipo esta Semana Santa para operar allí a decenas de personas que van a recibir una oportunidad con la que ni soñaban.

| Benjamín López esTendencia

Burundi es probablemente el país más pobre del planeta. Sobrevivir es la tarea diaria de los 16 millones de personas que pueblan ese territorio comparable en tamaño a Galicia. Allí comer es el reto cotidiano, acceder al agua potable supone un esfuerzo muchas veces de horas caminando para llegar a un pozo y el acceso a cuestiones básicas como la educación o la sanidad es casi una utopía.

En esas condiciones solo una élite muy escasa y muy privilegiada se permite el lujo de soñar con recibir atención médica cuando la necesita. Así que la llegada de un médico como el Dr. César Casado, especialista en cirugía plástica el el hospital La Paz, es como una aparición que roza lo milagroso.

Un grupo de niños de Burundi

Este jueves se desplaza hasta Burundi acompañado de otro cirujano, varios enfermeros y anestesistas con los que operar de sol a sol al mayor número posible de personas. Emplean sus vacaciones de Semana Santa en hacer algo por los demás. Y no es la primera vez. El año pasado fueron 65 personas las afortunadas que pasaron por sus manos en un viaje similar.

“Vamos a extirpar tumores, tratar quemaduras y malformaciones congénitas, entre otras cosas”, explica el Dr. Casado, que añade que un país subdesarrollado como ese tiene “mucha patología y lo que podemos aportar es mucho”. 

Decenas de intervenciones en unos pocos días

El año pasado se encontraron con 160 pacientes esperándoles. Habían sido seleccionados previamente por personal sanitario de allí, pero el Dr. Casado y su equipo tuvieron que escoger de entre ellos aquellos que realmente podían ser intervenidos con garantías. “Aquellas patologías que era una barbaridad hacer la cirugía allí, pues obviamente no se hicieron. Hablamos de niños recién nacidos o de unas pocas semanas que ya es complejo intervenirles en España, pues allí los desestimamos y nos quedamos con patologías que no tuvieran especial complejidad para los pacientes, para su día a día”, explica.

Este año, además de operar, viajan con la intención de formar a médicos de allí para que puedan, dentro de lo posible, tomar el relevo cuando ellos se vayan. Quieren hacer realidad eso de que la mejor forma de ayudar no es, o no solo es, darle un pez al que está hambriento sino entregarle una caña de pescar.

Así, con ayuda de la española Fundación Kyriku, desarrollarán de forma incansable su labor durante 9 días en el país con la menor renta per cápita del mundo, apenas 200 dólares al año. En la ciudad de Ngozi, al norte del país, las autoridades del hospital público y de la universidad, respaldan el trabajo de los españoles, en un entorno, el burundés, sin vínculos de ningún tipo con España.

Viajar allí engancha y quieres volver”, afirma el Dr. Casado. “Te vas con la sensación de que se puede hacer muchísimo más, pero tienes que ser muy realista con esto”, añade antes de explicar que ver la miseria “te pone en tu sitio y te baja al suelo de verdad”.

Queda muchísimo por hacer y no es gratis, desde luego. El Dr. Casado no solo emplea su tiempo sino también su dinero. Todo el equipo viaja desinteresadamente para hacer esta labor humanitaria, pero hay que pagar allí los gastos hospitalarios y una ingente cantidad de material muy caro. Por eso toda la ayuda es bienvenida.

El Dr. Casado conoció Burundi gracias a un caso en el que intervino hace unos años cuando se ofreció a intervenir a un niño de ese país, Gilbert, que llegaba a España con unas gravísimas secuelas derivadas de unas horribles quemaduras producidas en accidente doméstico. (En este enlace pueden ver la apasionante historia de ese niño). A partir de ahí se estableció un vínculo personal y profesional con ese paciente y con ese país que le empujaron a dedicar parte de sus vacaciones a viajar allí para poner su grano de arena en una inmensa labor que aún queda por hacer

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