| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La Casa de Alba logra, por fin, librarse de un “molesto” Alfonso Díez

El viudo oficial de la duquesa de Alba no mantiene prácticamente relación con los que fueron sus hijastros. Una vez repartida toda la herencia no queda ya casi nada que les una.

| Mar Yuste Opinión

Cayetana de Alba no tenía ni un pelo de tonta. Buena, entregada y muy amiga de los suyos pero, sobre todo, aunque le doliese, sabedora de lo que tenía en casa. De los peros que se podían dar una vez que ella hubiese desaparecido.

No andaba tan desencaminada. Aunque, estamos convencidos, la abuela de Tana Rivera Martínez de Irujo no se podía ni imaginar los desplantes que amigas tan íntimas, como Carmen Tello, han tenido que vivir en los meses siguientes a su muerte, Cayetana se olía lo que iba a pasar con su querido Alfonso Díez.

A pesar de que Alfonso no estaba muy bien visto por sus hijos e, incluso, por alguno de los cercanos de Cayetana, la carismática duquesa fue muy feliz sus últimos años de vida gracias a Díez.

Cayetana era muy consciente de lo interesadas que son, a veces, las fallas en la memoria

Eso no podemos dejar de reconocérselo al eterno funcionario; ahora jubilado. Estuvo junto a Cayetana Fit James Stuart y no dejó de acompañarla en viajes, boatos, ceremonias y, sobre todo, en la enfermedad que fue apagando poco a poco a la duquesa de Alba.

Pero eso se olvida pronto y ella era muy consciente de lo interesadas que son, a veces, las fallas en la memoria.

Por eso, sospechaba, que, si no lo dejaba todo bien atado, Alfonso Díez no vería ni un poco de lo que le correspondía de su herencia.

Si ya en vida tuvo que repartir sus bienes entre sus hijos Cayetano, Carlos, Eugenia, Alfonso, Jacobo y Fernando para que la dejasen casarse con Alfonso, qué pasaría cuando ella hubiese muerto.

Por eso Cayetana quiso dejarlo todo bien dispuesto. Y, aún así, ha costado que los Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo se pusiesen de acuerdo con Diez. Pero, parece, que todo está ya dicho.

En la distancia

Llevan sin verse tiempo. De hecho, desde que se recordó a Cayetana en el aniversario de su muerte, el pasado 20 de noviembre. Entonces, Díez coincidió con Carlos, Alfonso y Fernando en la iglesia del Valle, sede de la Hermandad de los Gitanos, donde se organizó el funeral. Faltaron Cayetano, entonces recién operado, y Eugenia y Jacobo, que se encontraban de viaje.

En Navidades, a pesar de lo que les unió en el pasado, no han hablado y, menos aún, se han visto. Pero, aún así, han conseguido llegar a un acuerdo para que Alfonso Díez reciba lo que le corresponde y que el viudo tenga esbozado un cómodo futuro; como quería Cayetana.

Así está todo dicho y atado. La manera más fácil –aunque les ha costado- de que terminen de distanciarse los Martínez de Irujo con Díez. Ya no tienen que hablar para nada después de que Alfonso reciba el dinero que le tocaba y alguna joya y obra de arte menor.

Mejor así, piensa Alfonso Díez. Era mucho más difícil llegar a un acuerdo sobre los distintos lotes de herencia que recibir el dinero que, a tanteo, le corresponde. Eso sí, dicen, que con el mal pensamiento de Díez de que, supuestamente, se ha hecho todo con tasaciones mucho menores que las que deberían ser.