| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, junto a su esposa Begoña Gómez.
El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, junto a su esposa Begoña Gómez.

El colchón de Begoña y Pedro

Saltó la liebre: Begoña Gómez, quien duerme cada noche con Pedro Sánchez, está ya en el centro de la trama corrupta. Esto cada día va a peor. El presidente, con su mujer implicada, no va a poder decir que no sabía nada. Bien apuntó Alberto Núñez Feijóo cuando disparó a Sánchez este miércoles en el Congreso de los Diputados: "Lo sabía y lo tapó".

Los tejemanejes de Begoña como directora del Instituto de Empresa en África cortan la respiración del complejo presidencial. Asimismo, ¿qué se hace ahora con Francina Armengol? Porque las informaciones de sus irregularidades en la compra de mascarillas, en lo más duro del COVID, durante su presidencia balear son ya irreconducibles. Hablamos de la tercera autoridad del Estado, de la presidenta del Congreso de los Diputados. ¿Va a pedir el PSOE que entregue su acta de diputada cómo ha hecho con José Luis Ábalos? Sería lo lógico.

El lío es tremendo. La “Koldosfera”, esa trama de corrupción que acaba de destaparse, es un tsunami que amenaza llevarse a muchos por delante. De momento, Ábalos ya está en el Grupo Mixto. Armengol retratada de cuerpo entero. Igual camino lleva el ministro, antes presidente de Canarias, Víctor Manuel Torres. Tampoco quedan al margen ministros como Fernando Grande-Marlaska y Salvador Illa. Ahora, Begoña Gómez, la Primera Dama monclovita está también en el filo del alambre de espino.

En definitiva, el caso Koldo tornó en el caso Ábalos y, ahora, es el caso Sánchez, como máximo dirigente de los socialistas y del Gobierno.

Koldo García se movía como Pedro por su casa por las sedes del PSOE, las CCAA y los ministerios. Nadie puede negar la estrecha relación que mantenía, no sólo con José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Pedro Sánchez, sino con multitud de cargos del partido del puño y la rosa. Así las cosas, en este momento, nadie en Ferraz ni La Moncloa es capaz de poner la mano en el fuego por sus compañeros.

La desconfianza, la vergüenza del estigma corrupto, cada hora que pasa, están más extendidos. A.M.BEAUMONT