×
Portada
España
Investigación
Opinión
Medios
Chismógrafo
Andalucía
Castilla y León
Castilla-La Mancha
C. Valenciana
Economía
Deportes
Motor
Sostenibilidad
Estilo
esTendencia
Salud
ESdiario TV
Viajar
Mundo
Suscribirse
Portada
España
Investigación
Opinión
Medios
Chismógrafo
Andalucía
Castilla y León
Castilla-La Mancha
C. Valenciana
Economía
Deportes
Motor
Sostenibilidad
Estilo
esTendencia
Salud
ESdiario TV
Viajar
Mundo
Suscribirse
Puigdemont planeaba "fugarse" a Canadá y se choca con un portazo en las narices
El país norteamericano frena una nueva "huida" del dirigente catalán, atemorizado por la posibilidad de que Bélgica deje de obstaculizar su extradición a España, quizá en diciembre.
Carles Puigdemont ve cercana su extradición a España, que quizá pueda aprobarse el próximo 16 de diciembre si la justicia belga asume las exigencias de su propia Fiscalía, y parece estar dispuesto a evitarlo a toda costa. Nada de inmolarse como Junqueras o los Jordis: él prefiere seguir libre, tras una larga y cómoda instancia en una amplia mansión en Waterloo.
Tan es así que planeaba una nueva "fuga" a Canadá para alejarse del juez Pablo Llarena, firmante de una euroorden que, pese a la estrategia de los abogados del dirigente catalán para demorarla al máximo, al final será ejecutiva: esta misma semana podía haberse aprobado, pero un recurso de última hora ha aplazado la decisión definitiva hasta mediados de diciembre.
En ese contexto, ha sido uno de los miembros del equipo jurídico de Puigdemont quien ha revelado sus planes de huida, muy elocuentes ante el propio independentismo, descontento en la parte más próxima a ERC por las escapadas de su antiguo socio y hoy rival encarnizado en la batalla por gobernar la Generalitat.
Stéphane Handfield, letrado canadiense contratado para este plan por Puigdemont, "confesó" su intento de salir de Bélgica -no es el primero- pero también, según recoge la Cope, el portazo en las narices que a modo de respuesta le dieron las autoridades norteamericanas. No es una decisión casual: lo último que quiere Canadá es recibir en su territorio a un instigador del separatismo, cuyo impacto en el latente conflicto con Quebec podría ser muy alto.
