La tensión se palpa en las calles con episodios como los de Yolanda Díaz y Juan Carlos Monedero que no caen en saco roto: esto pasa a continuación con el fundador de Podemos.
Por segunda vez en 48 horas, un dirigente de Unidas Podemos ha sufrido un escrache como los que ellos mismos jaleaban, entendían o incluso impulsaban; como aquel primigenio tan recordado de Pablo Iglesias en persona contra la entonces dirigente de UPyD Rosa Díez.
Si primero fue Yolanda Díaz en Toledo, después fue Juan Carlos Monedero en Sanlúcar de Barrameda, la coqueta localidad gaditana conocida por su cercanía a Doñana, su rica gastronomía, su paisaje marítimo y fluvial y, quizá, por la promoción que de ella hace siempre el periodista Carlos Herrera.
De uno de sus incontables bares fue desalojado a gritos el fundador de Podemos, una imagen que no puede gustar a nadie que luego se escandalice cuando se lo hagan a uno de los "suyos". De igual manera que no pueden quejarse con la misma autoridad quienes, en el pasado, defendían estos excesos y los llamaban "jarabe democrático".
Esa contradicción seguramente explica la inmensa tensión que este asunto ha generado en Twitter, reflejo de la profunda división existente en la sociedad española, gracias muy especialmente a los que ahora más lamentan episodios tan desagradables y condenables como éstos... que ellos mismos han defendido e inoculado en las calles. Aunque no esperen ni de Monedero ni de los suyos reacciones autocríticas:
Pues toca ser coherente @_InakiLopez_: los que nos insultan repiten al dedillo las mentiras que el maestro de mentirosos,@eduardoinda, esparce en tu programa. En vez de un tuit ¿qué tal dejar de dar cancha a un tipo que está pudriendo la convivencia en España? pic.twitter.com/R3ShlIhHz0
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) July 25, 2020
Al contrario, el patriarca de Podemos utiliza el episodio para ahondar en la manía persecutoria de su partido contra los periodistas, que cosecha casos tan conocidos como los de Vicente Vallés o Ana Rosa Quintana, entre otros muchos. Y llega a pedir el despido de uno de ellos de un programa, La Sexta Noche, interpelando directamente a su presentador, Iñaki López, para que lo despida.
Toda una lección de "democracia podemita", ésa que se permite todos los excesos, repudia y persigue todas las críticas... y acaba teniendo respuestas tan crueles y descarnadas como la de Liusivaya, el azote más novedoso de Podemos en Twitter, con un vídeo de nuevo demoledor:
Podemos y dos tazas de jarabe democrático... pic.twitter.com/R83o7hJi9t
— liusivaya (@liusivaya) July 25, 2020
La reciente agresión a pedradas a la diputada de Vox Rocío de Meer ha resucitado con estos esacreches, contraponiendo el silencio de los hoy vilipendiados a las furibundas reacciones que han tenido cuando los damnificados son ellos.
Otro ejemplo de esto, rescatado en las redes, fue el de Begoña Villacís, escracheada de manera muy agresiva cuando, además, estaba embarazada, algo que tampoco mereció condena alguna del hoy afligido Monedero, de frágil y selectiva memoria siempre:
Lo de Monedero ha sido de principiantes.
— Toro Sentado (@ToroenReposo) July 25, 2020
Hasta que no le hagan un escrache a una mujer a punto de dar a luz, no estarán a la altura de los Podemiers pic.twitter.com/Jre2XmrMPH
Y uno más para terminar, que quizá dé en el clavo, aunque el hecho de que sea minoritario dice mucho de una España más abonada al frentismo que al respeto y más dispuesta a excavar trincheras que a construir puentes. La hace un exdiputado magente, Julio Lleonart, y debería ser válida para todos: se llamen Monedero, Cifuentes, Soraya, Díaz o Espinosa de los Monteros:
Mirad si soy gilipollas que creo que en este país tanto Monedero, como el tándem Espinosa de los Monteros y Monasterio, deberían poder ir al bar que les apetezca en cualquier municipio de nuestro país a tomar lo que quieran sin que nadie les acose, abuchee o persiga. Muy y mucho.
— Julio Lleonart (@juliolleonart) July 25, 2020