| 03 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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El ministro de Sanidad, Salvador Illa, junto a los consejeros autonómicos para abordar la crisis del coronavirus.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, junto a los consejeros autonómicos para abordar la crisis del coronavirus.

Descontrol: Valencia tarda 20 días en anunciar la primera muerte por coronavirus

Valencia anuncia, al margen del portavoz oficial, que un paciente falleció el pasado 13 de febrero tras viajar a Nepal. Médicos que le trataron dicen ahora que no sabían nada.

| Miguel Blasco España

En la España de los reinos de taifas autonómicos, las crisis las carga el diablo. Y el primer reto serio al que se ha tenido que enfrentar el Gobierno progresista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ha acabado con un naufragio.

La confirmación oficial de que el coronavirus ha dejado en España su primer fallecido ha desvelado una cadena inexplicable de fallos. Como que haya sido la consejera de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Ana Barceló, la responsable de dar la noticia en una rueda de prensa semiclandestina, al margen de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad y responsable de coordinar a todas las autonomías en esta materia.

Y es que resulta que mientras el ministro Salvador Illa y el propio Simón -hombre preparado y respetado- apuntaban hacia Madrid y Vitoria como los focos que iban a requerir nuevas medidas excepcionales, la noticia saltó en el Hospital Arnau de Valencia.

Allí falleció un paciente el pasado 13 de febrero, por una supuesta neumonía. Pero había muerto de coronavirus. Se ha sabido ahora, porque el Ministerio dio instrucciones para que se hicieran las correspondientes necropsias a todos aquellos fallecidos con síntomas asociables al COVID-19. Pero, según fuentes consultadas por ESdiario, no todos los profesionales que atendieron a este paciente conocían esa instrucción.

En esta crisis, al Gobierno ya le sacude la improvisación y la crónica división competencial que se inició con la transferencia de la Sanidad por parte del Gobierno de José María Aznar.

Imprevisión, ya que Fernando Simón había vaticinado a finales de enero ante la opinión pública un reducido número de casos y estos superan ya los 150. Y el goteo afecta a toda España y no solamente a pacientes que hayan viajado a países de riesgo, como China, Italia o Irán.

 

 

La consejera valenciana en la rueda de prensa en la que ha anunciado el primer fallecimiento.

 

Descoordinación, porque, por ejemplo, el Gobierno vasco se ha visto obligado a reclutar a toda prisa este martes a personal sanitario tras una infección múltiple de médicos en el Hospital de Txagorritxu de Vitoria.

Sánchez, que se ha puesto de perfil, no ha querido saber nada en estos últimos días de esta grave crisis más allá de las habituales operaciones de marketing que prepara Iván Redondo, como la mesa interministerial que convocó hace unos días en La Moncloa.

 

Se ha limitado a pedir confianza en nuestro sistema de Sanidad, pero como ocurrió con la Gripe A, el Ébola y, ahora, el coronavirus, los españoles vuelven a comprobar que no disponen de un sistema único, coordinado y con las competencias suficientes para dar una respuesta ágil a retos tan complicados.  Porque tienen diecisiete.