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Iglesias ordena a Podemos "mimar" a Sánchez para garantizarse su cuota de poder
Podemos ha decidido no hacer ningún movimiento que pueda tensar la cuerda con los de Pedro Sánchez en uno momentos tan delicados como el actual, con las negociaciones con ERC empantanadas
Pablo Iglesias ha establecido el toque de retreta en Podemos para que no haya la mínima posibilidad de que se le escape su ansiada vicepresidencia del Gobierno ni las poltronas para su pareja, Irene Montero, y otros miembros destacados de la formación morada.
El objetivo es no causar daño alguno al PSOE en estos días, y que pasen unas Navidades tranquilas mientras se intenta llegar a un acuerdo final con ERC que permita a Pedro Sánchez poner en marcha su Gobierno Frankenstein.
Tal y como señala La Información, la consigna es clara: "ni una crítica" al Gobierno ni al Tribunal Supremo a raíz del fallo del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea que considera que el líder de ERC, Oriol Junqueras, que cumple condena por el golpe de Estado en Cataluña del 1 de octubre de 2017, gozaba de inmunidad parlamentaria desde el mismo momento en que fue elegido eurodiputado, el pasado mes de mayo.
Los dirigentes de Podemos constatan que la relación con los socialistas en la actualidad es mucho mejor que en el pasado y debe permanecer el romance "para que todo llegue a buen puerto", apunta La Información, que recuerda que se han podido ver otros gestos en ese sentido cuando la formación morada se puso de perfil ante la escandalosa sentencia por el enorme latrocinio con los EREs organizado desde la Junta de Andalucía bajo las presidencias de los socialistas Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Casi sin hablar
Este ejercicio de contención también se ha hecho notar en la propia Irene Montero y en el diputado Rafael Mayoral, dos de los miembros más guerreros de Podemos. Ambos permanecen en un silencio estratégico. Sobre todo la primera, a la espera de saltar a su poltrona ministerial.
El tono bajo también se ha reflejado en el propio Iglesias, con apariciones breves ante los periodistas y sin entrar al trapo de los temas más candentes de la actualidad política.
Se trata, en definitiva, de no meter la pata y no dar la mínima excusa a Pedro Sánchez para romper el preacuerdo para el Gobierno de coalición.
