| 04 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Junqueras buscaba esta foto con Sánchez. Y la tuvo.
Junqueras buscaba esta foto con Sánchez. Y la tuvo.

Junqueras destroza la campaña de los socialistas y provoca ataques de nervios

Junqueras se paseó por el hemiciclo como la novia que Sánchez no se atreve a presentar a los españoles porque no es presentable. Ni recomendable. Su foto ha caído como una bomba en el PSOE.

| Ana Isabel Martín España

Muchos diputados del PSOE se revolvieron este martes en sus escaños al ver a Oriol Junqueras dirigiéndose hasta en dos ocasiones al escaño de Pedro Sánchez para estrechar la mano del presidente en funciones. 

La Foto -con mayúsculas- de la jornada fue ésa, la de un líder independentista que salió de la cárcel cinco horas para recordarle al socialista la fragilidad de su mayoría en el Congreso y de quién depende. Y para sembrar las dudas entre el electorado en vísperas del 26-M, dados los antecedentes de Sánchez

La imagen que dolió más que una bofetada entre los barones del PSOE a cinco días de examinarse en las urnas. Con lo aliviados que estaban estos después del veto de ERC a Miquel Iceta la semana pasada, que había puesto de manifiesto -decían- las nulas ataduras de Sánchez con el independentismo.  

La estrategia de Junqueras, con la cooperación de Gabriel Rufián y de los también presos Jordi Sánchez, Josep Rull y Jordi Turull, estuvo medida al milímetro. La operación abrazo del oso le salió a la perfección. 

Desde el "tenemos que hablar" de Junqueras al presidente en funciones al "no te preocupes" que respondió éste. Esa frase que el PP leyó en los labios de Sánchez era, según La Moncloa, lo que le respondió al líder de Esquerra cuando éste le pidió perdón supuestamente por si tanta cortesía entre ambos podía meterle en problemas. 

 

Por más que se afanó La Moncloa en intentar desmentir que el famoso "no te preocupes" fuera la respuesta a su invitación a hablar, no lo consiguió. Toda la importancia que le restaron los socialistas, argumentando que se trataba de simple "cortesía parlamentaria" y "educación", se la dieron, por contra, el PP, Ciudadanos y Vox.

Junqueras se paseó por el hemiciclo como la novia que Sánchez no se atreve a presentarle a su madre, a España en este caso, porque no es presentable. Ni recomendable.

Se preocupó de que las cámaras le vieran hablando con la portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, que en ese momento se habría metido debajo del escaño si con ello hubiera impedido que Junqueras se le acercara. También con Josep Borrell, José Luis ÁbalosDolores Delgado y Magdalena Valerio, entre otros miembros del Gobierno en funciones.

 

El PSOE no consiguió despegarse al líder independentista, visíblemente incómodos como lo estaban los miembros de la bancada socialista. De hecho al término de la sesión la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, verbalizó el enfado de los socialistas al quejarse de que el saludo de Junqueras a Sánchez "no venía a cuento". 

Tampoco ayudó a exorcizar a los demonios independentistas que acompañan a Sánchez la actitud de la nueva presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Durante la ceremonia de acatamiento de la Constitución por parte de los 350 diputados, Batet fue permisiva con los independentistas, y luego se encaró a Albert Rivera por recriminárselo. 

La próxima pantalla será la decisión que tiene que tomar la Mesa del Congreso sobre la suspensión o no de las actividades de los diputados presos Junqueras, Rull, Turull y Sánchez. Todo apunta a que la Mesa se parapetará tras un informe de los letrados de la Cámara para suspenderlos y que parezca una decisión jurídica y no política. 

Aún no está claro cuándo va a reunirse el órgano de gobierno de la Cámara para tomar esa decisión, si esta semana o después de las elecciones del domingo. Pero la más que probable suspensión de los diputados presos abre una nueva incógnita: si llegado ese caso los parlamentarios renunciarán a sus escaños y correrán las listas para que entren otros en su lugar o si se aferrarán a ellos.

Esto último alteraría las mayorías en el hemiciclo, empezando por la que ha de conseguir Sánchez para ser investido. Porque cuatro de los 350 diputados no podrían participar en las votaciones. No obstante, los independentistas prefieren no destapar esa carta aún.